No hay factores sólidos para poder llevar adelante ningún análisis tradicional respecto los movimientos que el bitcoin pueda llevar delante de ahora en más. Mucho cuidado con estos activos altamente especulativos.
Por Jim Rickards, desde Darien, Connecticut
Por supuesto, los analistas técnicos de Bitcoin están en vigor explicando cómo la media móvil de 100 días cruzó la de 200 días, una señal alcista. También se apresuran en agregar que el promedio móvil de 30 días está ganando fuerza, otro signo alcista.
Sin embargo, mi opinión es que el análisis técnico aplicado al Bitcoin no tiene sentido. Hay dos razones para esto. La primera es que no hay nada que analizar excepto el precio en sí. Cuando observas el análisis técnico aplicado a acciones, bonos, productos básicos, divisas u otros bienes transables, hay un activo subyacente o historia incrustada en el precio.
Los precios del petróleo pueden moverse por temores geopolíticos relacionados con Irán. Los precios de los bonos pueden moverse por temores en torno a la inflación o el crecimiento económico. En ambos casos (y muchos otros), el precio refleja factores del mundo real. Luego, el análisis técnico es simplemente un esfuerzo por digerir los movimientos de precios en analíticas predictivas comprensibles.
Con el Bitcoin (parafraseando a la escritora y poeta estadounidense Gertrude Stein) “no hay ahí allí”. El Bitcoin es un registro digital. Aunque algunos argumentan que es dinero, soy muy escéptico sobre que efectivamente cumpla con la definición básica de dinero.
De cualquier modo, el Bitcoin no refleja los activos corporativos, la fortaleza económica nacional, los términos de intercambio, la demanda de energía o cualquiera de los innumerables factores por los cuales se juzgan los precios de otros activos. Desde esta mirada el análisis técnico no tiene sentido cuando el precio en sí no tiene relación con bienes, servicios o activos.
Mi otra razón para rechazar la utilidad del análisis técnico es que tiene un bajo valor predictivo cuando se aplica a activos sustanciales y ningún valor predictivo cuando se aplica al Bitcoin.
El análisis técnico puede ayudar a clarificar dónde ha estado el precio y ayudar con el análisis del valor relativo, pero su valor analítico predictivo es bajo (excepto en la medida en que el análisis técnico en sí mismo produce profecías auto cumplidas a través de comportamientos del tipo rebaño).
Dicho esto, ¿qué podemos sacar del reciente repunte de los precios del Bitcoin?
El primer hecho relevante es que nadie sabe por qué sucedió. No hubo nuevos avances tecnológicos en la minería de Bitcoins. Ninguno de los desafíos que enfrentó en el pasado sobre su escalabilidad y sostenibilidad han sido resueltos. Fraudes y trucos siguen siendo revelados casi a diario. En resumen, se trata del negocio habitual en el espacio de Bitcoin sin nuevas razones para el optimismo o el pesimismo.
El segundo hecho relevante es que el precio del Bitcoin ha sido el objetivo de una manipulación desenfrenada por parte de los mineros en los últimos años. Los mineros de Bitcoin tienen costos de producción crecientes debido a la complejidad de los problemas matemáticos que deben resolverse para validar un nuevo bloque en la cadena de bloques.
Los mineros de Bitcoin también tienen grandes inventarios de monedas extraídas en el pasado que no se han lanzado al mercado.
Como resultado, los mineros tienen enormes incentivos para aumentar los precios, tanto para cubrir sus costos de producción como para crear una demanda de monedas no distribuidas. Y estas rampas de precios se completan a través de diversos tipos de manipulaciones.
La evidencia es fuerte de que este tipo de actividad ha tenido lugar en el pasado y no hay razón para creer que no se está llevando a cabo ahora.
Mi sentencia final: no olvidemos que JP Morgan & Chase ha estimado el valor intrínseco de Bitcoin en aproximadamente USD 2.400.
Cuidado.
Jim Rickards,
Jim Rickards es editor de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones. Es un abogado, economista y banquero de inversión. Ha brindado su vasto conocimiento de los mercados a la comunidad de inteligencia estadounidense y al pentágono.