Si Trump pudiese evitar una recesión, probablemente gane la reelección el próximo año. Es así de simple.
Por Jim Rickards, desde Darien, Connecticut
Uno de los mayores interrogantes que enfrenta el presidente de Estados Unidos es si en los próximos 18 meses puede evitarse la contracción de la economía estadounidense.
De evitarla, Trump tiene una excelente oportunidad de reelección. De no hacerlo, entonces probablemente un demócrata ganará.
En pocas palabras, la probabilidad de que Trump triunfe es inversamente proporcional a la existencia de una potencial recesión antes del tercer trimestre de 2020.
Según mis estimaciones iniciales, la probabilidad de recesión es del 40% (lo que le otorga –inversamente- a Trump un 60% de probabilidad de victoria). Pero las probabilidades disminuyen cada mes (porque se acorta la posibilidad de recesión), aumentando la posibilidad de una reelección.
Te daré mi pronóstico actualizado en un momento.
El punto es recordar que si la economía entra en una recesión, eso podría traducirse en una potencial búsqueda de votantes por una nueva solución económica, llevando directamente a la promesa demócrata de “liberar todo”.
Es muy difícil pronosticar una recesión de forma precisa y, por lo tanto, es la mayor apuesta. Trump fue elegido en gran parte, a pesar de su actitud desagradable, porque prometió una mejora económica.
Ha cumplido en parte, pero deberá seguir dando más.
Ahora, las buenas noticias continúan para Trump. Un prestigioso economista ha estimado el impacto de los recortes de impuestos del mandatario estadounidense y ve un crecimiento real del Producto Interno Bruto (PIB) del 3,1% hasta al menos 2019. Incluso si el crecimiento cae poco después de eso, debería permanecer fuera de la recesión por un cómodo margen. Esto pondría las probabilidades de victoria de Trump en un 90% para el día de las elecciones en 2020.
Es como un famoso estratega político señaló una vez: “Es la economía, estúpido”.
En este momento el desempleo está cerca de los mínimos de 50 años, y el desempleo entre afroamericanos e hispanos se encuentra en un mínimo histórico. La participación de la fuerza laboral se estabilizó después de caer durante los años de Obama.
El uso de cupones para alimentos ha disminuido, los precios de las viviendas han subido y la inflación está bajo control.
En 2018, el crecimiento estuvo por encima de la tendencia de los últimos diez años desde el final de la última recesión, marcando el mejor crecimiento anual de todo el período. El salario real evidenció su mejor posición en más de una década.
Si bien la economía no está en auge según los estándares históricos, está produciendo su mejor desempeño desde la crisis financiera mundial. La economía estadounidense se encuentra particularmente fuerte en comparación con sus principales socios comerciales, como el Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Alemania. Incluso China se está desacelerando dramáticamente a medida que Estados Unidos continúa desempeñándose como un motor confiable del crecimiento mundial.
La mayoría de los medios simplemente ignoran estos datos y todos repiten lo mismo sobre las prácticas comerciales de Trump contra China. Pero estas narrativas de duelo son negocios usuales cuando se trata del presidente de Estados Unidos.
Es cierto que la economía muestra signos de debilidad subyacente, y la guerra comercial acaba de escalar. La producción manufacturera está disminuyendo mes a mes, año tras año. La capacidad ociosa de Estados Unidos está mostrando un ligero descenso. Ciertos índices de nuevos pedidos y envíos también muestran disminuciones. Las importaciones y los déficits comerciales han aumentado considerablemente. Y la curva de rendimiento también está ligeramente invertida en ciertos puntos.
Pero ninguno de estos indicadores está disminuyendo a niveles extremos y hay otros indicadores que muestran resultados positivos. Ninguno apunta a una recesión a corto plazo, aunque no se puede descartar del todo la posibilidad. Aun así, la perspectiva es favorable a Trump.
Mi modelo predictivo actualmente le otorga a Trump un 63% de posibilidades de ganar la reelección en 2020 (es el mismo modelo que predijo que el actual mandatario ganaría en 2016 y que el Reino Unido votaría para salir de la Unión Europea. Ambas predicciones fueron en contra del resto y resultaron acertadas).
Mi estimación del 63% puede ser un poco baja, pero estoy manteniendo un enfoque conservador a medida que el proceso comienza. Es importante destacar que habrá muchas actualizaciones a lo largo del camino (eso es parte del método estadístico que utilizo), por lo que es demasiado pronto para poner una participación en el terreno y declarar un ganador. Hay una serie de variables que uso en el modelo.
Uno de los insumos importantes que casi todos los analistas han pasado por alto es la candidatura de un tercero: Howard Schultz. Los medios liberales no mencionan a Schultz porque creen que él ayuda a Trump (y lo hace).
Si Schultz absorbe solo el 15% de los votos (probablemente, en mi opinión), Trump solo necesita el 43% para ganar (en lugar del 51%). Eso está muy al alcance y mantendré una estrecha vigilancia sobre este factor “X”.
Pero aunque es demasiado pronto para hacer pronósticos definitivos sobre quién ganará la elección presidencial en 2020, no es demasiado apresurado ofrecer pronósticos sobre quien no ganará. En este momento Joe Biden encabeza esa lista.
Por supuesto que Biden se ubica delante en las encuestas nacionales, pero no existe una elección nacional en Estados Unidos. Las primarias van de estado en estado y las elecciones generales también van estado por estado a través del Colegio Electoral. Las encuestas “nacionales” que muestran a Biden por delante en 20 puntos o más son principalmente sobre el reconocimiento de nombres y no se realizan a nivel estatal.
Una gran ventaja en California y Nueva York (donde votan a los demócratas en las elecciones generales) no le sirve de nada cuando la lucha es en realidad en Michigan, Ohio, Wisconsin y Pennsylvania.
Cuando observas encuestas separadas para los primeros estados primarios, la ventaja de Biden en Iowa y New Hampshire es mucho menor. Pero Biden tiene otra debilidad que la desarrollaré a continuación.
¿Qué debilidad?Mientras Joe Biden era vicepresidente, estaba ocupado organizando acuerdos de amigotes en nombre de su hijo, Hunter Biden, con China y Ucrania. China le dio a Hunter Biden más de USD 1.500 millones para un fondo de capital privado.
Con las tarifas de administración estándar del 2%, eso significa USD 30 millones por año para los gestores del fondo, incluido Hunter Biden. Luego, recibió más de USD 3 millones como funcionario de una empresa energética ucraniana.
Mientras tanto, Joe Biden amenazó con retener más de USD 1.000 millones en ayuda de Estados Unidos si Ucrania no despedía al fiscal que investigaba las faltas cometidas por su hijo. El fiscal fue despedido. Con escándalos como estos (y más) esperando entre bastidores, la candidatura de Biden para la nominación debería ser corta.
Es por eso que debes buscar a Bernie Sanders, Kamala Harris o uno de los otros candidatos demócratas de primer nivel listo para tomar la delantera el año que viene.
Los inversores deben estudiar sus políticas económicas detenidamente (Teoría Monetaria Moderna –MMT-, impuestos más altos, más regulación, Green Deal) para prepararse para lo que pueda venir en caso de que la economía caiga en recesión antes de las elecciones de 2020. Si lo hace, repito, Trump probablemente perderá.
El impacto de este ciclo electoral en los mercados será profundo y los riesgos para los inversores nunca han sido más altos. El momento para que los inversores se preparen es hoy.
Eso significa que querrás estar listo con una cartera de oro, plata, real estate y efectivo.
Saludos,
Jim Rickards
Jim Rickards es editor de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones. Es un abogado, economista y banquero de inversión. Ha brindado su vasto conocimiento de los mercados a la comunidad de inteligencia estadounidense y al pentágono.