Cuando las catástrofes llegan de súbito, como un incendio en un teatro, todo el mundo entra en pánico y la ola de ventas se alimenta a sí misma. El problema es que la mayoría de los inversores no podrá salir del teatro a tiempo.
Por Jim Rickards, desde Darien, Connecticut
Los mercados una vez más están posicionados para una reacción espontánea en masa. La diferencia es que ahora hay muchos más catalizadores que los que vimos el año pasado, antes del desplome de septiembre-diciembre.
Estados Unidos dio por finalizado su acuerdo nuclear con Irán y, además, ha implementado sanciones extremas diseñadas para hundir la economía iraní y forzar un cambio político a través de rebeliones populares. Por su lado, los dirigentes del país han respondido con amenazas de retomar su programa nuclear armamentista. Tanto Israel como Estados Unidos han advertido que incluso un intento de reanudar el programa nuclear podría resultar en un ataque militar.
Las tres caras de la volatilidad… de izquierda a derecha: Alí Hoseiní Jamenei, el líder espiritual y regente de facto de Irán; Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela; y Kim Jong Un, el líder supremo de Corea del Norte. Dependiendo de cómo siguen las negociaciones, Irán y Corea del Norte podrían declararle la guerra Estados Unidos y Venezuela está cada vez más cerca de ser un estado fallido, lo que podría llamar a una intervención militar estadounidense.
Venezuela, liderada por el corrupto Nicolás Maduro, ya colapsó económicamente y está cada vez más cerca de ser un estado fallido. La inflación proyectada para este año supera el 10.000.000% (sí, 10 millones) y los ciudadanos se mueren de hambre. Su tasa inflacionaria ya ha superado por mucho la inflación de la Alemania de la República de Weimar.
Entre los resultados posibles encontramos sublevación de la población, guerra civil o una nueva revolución. Si el fracaso infraestructural y político llega al punto en que Venezuela simplemente deba interrumpir sus exportaciones de petróleo, Estados Unidos podría intervenir militarmente con justificaciones humanitarias y económicas.
Por su parte, Pyongyang y Washington han mantenido negociaciones inciertas que apuntan a desnuclearizar la Península Coreana. Y si bien hemos visto señales bastante alentadoras, el resultado más probable sigue siendo que el líder norcoreano solo esté ganando tiempo, negociando de mala fe. Estados Unidos podría tener que recurrir a un ataque militar completo para lidiar con esta amenaza existencial.
La lista de puntos de conflicto sigue e incluye los ataques respaldados por Irán a Arabia Saudita e Israel, la Guerra Civil Siria, las confrontaciones en el Mar del Sur de China y la intervención rusa en Ucrania oriental. Estos puntos de quiebre geopolíticos llegan encima de amenazas cibernéticas, colapsos críticos en la infraestructura mundial y desastres naturales que van desde Kīlauea hasta el Congo.
Por qué nadie presta atención
Los inversores tienden a hacer caso omiso de estas amenazas, ya sea porque han estado tomando lugar desde hace tiempo y nunca han resultado en catástrofes de verdad, o porque creen que de alguna forma las crisis se resolverán solas gracias a los políticos del mundo.
Estas creencias son buenos ejemplos de sesgos cognitivos muy conocidos, como el anclaje, el sesgo de confirmación y la percepción selectiva. El análisis nos dice que en realidad no hay ninguna razón para conformarse con la situación actual y, sin embargo, después de la baja del mercado terminada en la víspera de Navidad de 2018, el VIX ha vuelto a niveles cercanos a mínimos históricos, como muestra el siguiente gráfico:
Incluso si las probabilidades de que un único evento escale a nivel de crisis son bajas, cuando tienes una larga lista de posibles eventos volátiles, las posibilidades de que al menos uno de ellos estalle son del 100%.
Ahora bien, teniendo en cuenta esta larga lista de posibles crisis, todas preparadas para causar estragos en los mercados, ¿qué dicen mis modelos predictivos analíticos sobre un posible aumento en la volatilidad de mercado en los meses próximos?
Pues, están señalando que hay demasiada conformidad entre los inversores y que la volatilidad de mercado volverá con fuerza.
Los cambios en el VIX y otras medidas de volatilidad de mercado no se dan de forma lineal ni tranquila. Ya ves cómo se comportó el índice durante el tercer trimestre del año pasado, cuando llegó a superar los 36 puntos.
Esta tendencia a generar alzas súbitas y acentuadas es en realidad el resultado de coberturas en corto dinámicas que se alimentan a sí mismas de forma recurrente, en lo que se conoce como un bucle de retroalimentación.
Vender en corto los índices de volatilidad ha sido una estrategia para generar ingresos bastante popular por algunos años ya. Los traders venden opciones put de estos índices, capturando el premium que estos contratos ofrecen, para luego esperar a que la opción expire y hacer dinero a cuestas del comprador.
Parece dinero fácil porque es como vender un seguro contra inundaciones en el desierto.
El problema es que de vez en cuando sí pasa una tormenta por el desierto…
Cuando consideramos las catástrofes financieras que afectan solo a los inversores estadounidenses, sin considerar los otros tipos de desastres, vemos que ha habido derrumbes bursátiles importantes o crisis de liquidez en 1987, 1994, 1998, 2000 y 2008.
Estamos hablando de cinco bajas económicas importantes en 31 años, o un promedio de más o menos una cada seis años. El último de estos eventos tomó lugar hace 10 años y eso quiere decir que si usamos la historia de mercado como base, el mundo tiene pendiente otra crisis.
Lo de fines del año pasado fue sólo una muestra.
Lo importante: cuando las catástrofes llegan de súbito, como un incendio en un teatro, todo el mundo entra en pánico y la ola de ventas se alimenta a sí misma.
El problema, es que la mayoría de los inversores no podrán salir del teatro a tiempo.
Saludos,
Jim Rickards
Jim Rickards es editor de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones. Es un abogado, economista y banquero de inversión. Ha brindado su vasto conocimiento de los mercados a la comunidad de inteligencia estadounidense y al pentágono.