La divisa estadounidense estaría a punto de recibir un golpe que comprometería seriamente su fortaleza.
Por Jim Rickards, desde Darien, Connecticut
Los inversores han estado especulando durante años sobre la desaparición del acuerdo del “petrodólar” alcanzado en 1974 por Henry Kissinger y el secretario del Tesoro, William Simon.
Originalmente, el acuerdo se estableció entre Estados Unidos y los príncipes de Arabia Saudita, con la intención de reforzar el dólar. En ese entonces, la confianza en la divisa estadounidense era algo inestable, pues en 1971 el Presidente Nixon había acabado con la convertibilidad a oro de la moneda.
En 1974, el precio del petróleo se disparó, debido a dos razones: las políticas inflacionarias de la Reserva Federal (Fed), y el embargo árabe sobre el petróleo en respuesta a la ayuda de Estados Unidos a Israel en la Guerra Árabe-Israelí de Yom Kippur de 1973.
La economía mundial pendía de un hilo, y la única salida era encontrar una forma de “reciclar” los dólares que los árabes estaban recibiendo nuevamente en los bancos de Estados Unidos. El presidente Nixon y Henry Kissinger le pidieron al secretario del Tesoro, William Simon, que negociara con Arabia Saudita sobre el tema.
Kissinger y Simon elaboraron un plan. Si los saudíes le ponían el precio al petróleo en dólares, los bancos estadounidenses mantendrían los depósitos en dólares para los saudíes.
Los saudíes y otros miembros de la OPEP acordaron que el petróleo se tasaría en la divisa estadounidense (el “petrodólar”) y que el dinero se depositaría en los bancos estadounidenses, para que pudieran prestarse a economías en desarrollo. Esas economías en desarrollo, a su vez, podrían comprar bienes agrícolas y otros productos de Estados Unidos.
Esto contribuiría a impulsar la economía mundial y ayudaría a Estados Unidos a mantener la estabilidad de sus precios. Los saudíes, por su lado, obtendrían más clientes y un dólar estable, al tiempo que Estados Unidos obligaría al mundo a aceptar su divisa pues, de lo contrario, no podrían comprar petróleo.
Detrás de este “acuerdo” había una amenaza no tan sutil de invasión a Arabia Saudita y toma del petróleo por la fuerza. En ese entonces, yo mismo discutí en la Casa Blanca esos planes de invasión con un asistente de Kissinger, Helmut Sonnenfeldt. Sin embargo, el plan del petrodólar funcionó a la perfección, por lo que la invasión nunca ocurrió.
Ahora, casi 50 años después, este arreglo está en peligro.
De acuerdo con un artículo reciente de Reuters, los propios saudíes han confirmado que se están preparando para la posibilidad de dejar a un lado el dólar en lo que refiere a tasar su petróleo. ¿Por qué?
La razón es que el Congreso de Estados Unidos está considerando aprobar una legislación que expondría a los miembros de la OPEP a demandas antimonopolio de Estados Unidos. Arabia Saudita ha dicho que si esa legislación pendiente se convierte en ley, acabarán con el acuerdo de los petrodólares.
Como resultado, el petróleo podría ser tasado en euros, yenes, yuanes o incluso oro. Las consecuencias para el dólar y la economía estadounidense serían catastróficas. Puede que no ocurra nada, pero el hecho de que dichas amenazas se expresen públicamente debería hacerte tomar un momento para considerar las posibilidades. Las grietas en el dólar se están haciendo más grandes.
La mejor protección para los inversores es asignar parte de sus activos al oro, como una póliza contra un colapso inesperado en el dólar.
Saludos,
Jim Rickards
Jim Rickards es editor de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones. Es un abogado, economista y banquero de inversión. Ha brindado su vasto conocimiento de los mercados a la comunidad de inteligencia estadounidense y al pentágono.