A pesar de los riesgos a largo plazo, el programa de relajo de la Fed podría impulsar los mercados en 2019…
Por Nomi Prins
La Reserva Federal acaba de pestañar.
Y no es la primera vez que lo hace.
Me refiero a echarse para atrás con promesas o intenciones de elevar las tasas de interés.
Después del impacto que provocaron las palabras de su presidente, Jerome Powell, sobre nuevos aumentos de tasas en 2019, el regente del instituto emisor arrancó 2019 poniendo paños fríos.
En el discurso que dio en la reunión anual de la Asociación Económica de los Estados Unidos, celebrada en Atlanta, Powell dijo:
“Como siempre, no hay un camino predeterminado para nuestras políticas… y en particular, considerando las lecturas de inflación silenciosa que hemos detectado recientemente, seremos pacientes mientras observamos cómo evoluciona la economía”.
El Dow respondió saltando más de 746 puntos ese día. Y ha estado yendo al alza en cada jornada desde entonces.
Esto significa que la Fed está prestándole mucha atención a los mercados –ciertamente más de lo que los comentarios de Powell en diciembre dieron a entender.
Ahora que nos enfrentamos a vientos en contra en la economía, comercio y geopolítica, la Reserva Federal está dando señales claras de estar dispuesta a usar su arsenal de herramientas dark money para evitar a toda costa un desplome importante en la Bolsa.
Por otro lado, ese mismo día también se publicó el reporte de desempleo más reciente de los Estados Unidos. El principal asesor económico del presidente Trump, Larry Kudlow, se esforzó para dejarle claro al país que la economía estadounidense se mantiene fuerte.
“No hay recesión a la vista”, afirmó.
Las cifras laborales de diciembre mostraron la creación de 312.000 nuevos empleos en el último mes de 2018. En una entrevista con Bloomberg TV, Kudlow describió el informe como “una clara victoria”. Y agregó que los números describen “un panorama mucho mejor y más optimista” que el que la Bolsa estadounidense estaba reflejando.
Los resultados del informe laboral contaban con un incremento del 3,2% con respecto al año pasado en el salario por hora. Eso está por encima de las proyecciones, y es prueba irrefutable del “ritmo acelerado” en el crecimiento salarial que hemos estado viendo desde 2009. Por otro lado, la tasa de desempleo escaló desde un mínimo de cinco décadas, llegando hasta el 3,9%, ya que más personas se unieron a la fuerza laboral en busca de trabajo.
Sin embargo, aunque el aumento de diciembre de 312.000 en las nóminas no agrícolas fue el más alto desde febrero, hay ciertas señales problemáticas que Kudlow no mencionó. Entre ellas encontramos: menores pronósticos de crecimiento para Estados Unidos en el 2019, cifras más débiles en el mercado de viviendas, la amenaza de las guerras comerciales y una desaceleración económica global.
El consenso de los economistas es el siguiente: anticipan un pequeño aumento en la tasa de desempleo y una caída ligera en el crecimiento del PIB real, que iría de 2,9% en 2018 a 2,7% este año, para finalmente despedirse de la década creciendo sólo 2,1% en 2020. Estos nos son pronósticos de recesión, pero sí hablan de una fuerte desaceleración en el crecimiento, lo que puede tener un efecto directo y atenuante en las decisiones financieras tanto empresariales como de las personas.
Y esto último es por una buena razón, ya que los indicios de fluctuaciones económicas abundan en la actualidad. Aquí tienes siete factores clave que debes observar muy de cerca en 2019, compilados originalmente en un informe del Servicio Público de Radiodifusión de los Estados Unidos:
• Crecimiento salarial. En este momento, el salario por hora promedio es un 3,2% más alto que el año pasado. Sin embargo, el reporte también señala que los economistas se mantienen “cautelosamente optimistas sobre el crecimiento del año entrante”.
• Más personas buscando trabajo. La tasa de participación en la fuerza laboral del pasado diciembre (es decir, la gente que está buscando empleo activamente respecto del universo total de habitantes del país) creció hasta el 63,1%. Estamos hablando de una mejora con respecto a meses recientes, pero una cifra aún por debajo del máximo de 67,3% de la década del 2000. Las encuestas determinaron que las personas podrían buscar trabajo, pero que en 2019 no se contratará tanto como el año pasado.
• Alzas en las tasas de interés. El informe descubrió que la Reserva Federal probablemente incrementará las tasas una o dos veces en 2019. Sin embargo, advierte que cualquier aumento adicional probablemente lleve a tasas más altas también en las tarjetas de crédito y préstamos para automóviles. Ese cambio podría limitar el consumo.
• Las tasas hipotecarias. Las tasas hipotecarias seguirán siendo volátiles. Dice el informe que si aumentan, podrían desacelerar el mercado inmobiliario estadounidense, y que si por el contrario caen, le darán otro impulso.
• Deuda corporativa. Los participantes de la encuesta dieron a entender que la deuda corporativa se ha multiplicado desde la crisis financiera del 2008, llegando hasta los USS$ 9 billones. Incluso el presidente de la Fed ha destacado ese aumento. En ediciones recientes de El Inversor Diario hemos destacado los enormes riesgos que representan los niveles récord de deuda corporativa, de la cual la mitad coquetea con la denominación de “deuda basura”.
• China y la desaceleración del crecimiento global. Si Estados Unidos y China no logran cerrar un acuerdo comercial, podrían obstaculizar el crecimiento mundial y promover más incertidumbre, lo que podría lastimar tanto a las empresas chinas como a las estadounidenses en este 2019.
• “Demasiado grandes para caer”. En este momento, los economistas están observando de cerca las principales empresas tecnológicas, en busca de indicios de menores ventas a causa de un crecimiento más lento y por presiones por cualquier nueva regulación en los Estados Unidos. La amenaza de las compañías “demasiado grandes para caer” y el daño que podrían ocasionarle a la economía siguen siendo catalizadores importantes de un posible desastre.
Si bien la mayoría de los economistas no pronostican una recesión este año, eso no significa que no deberías tener los ojos bien abiertos. Como grupo, estos individuos tienen un historial extremadamente pobre a la hora de predecir con precisión las recesiones.
Casi nunca las ven venir.
¿Y si finalmente se da una recesión? ¿Qué reacción deberíamos anticipar de los bancos centrales? Ha pasado una década desde la última recesión, así que la próxima podría ser un desastre de proporciones.
Hablo mucho sobre lo que hacen los bancos centrales, especialmente la Reserva Federal, para estimular los mercados. Al fijar tasas de interés bajas, hacen que sea más barato endeudarse. La idea detrás de esto, es que los bancos privados usen ese dinero barato para prestarle al resto de la economía, y que eso, a su vez, estimule el crecimiento.
Sin embargo, eso no siempre funciona así. En la última década, hemos visto cómo varias economías se han estancado –y Estados Unidos no es la excepción, con una expansión anual de solo un 2% en su PIB, la mitad de su cifra histórica de crecimiento.
En un nuevo artículo, el economista de Harvard Kenneth Rogoff señala que los bancos centrales responderán a la próxima recesión confiando más en la política fiscal que en la política monetaria. En otras palabras, dependerán de los gobiernos para aplicar el estímulo fiscal, en un intento por hacer crecer las economías.
Ahora bien, con “política fiscal” nos referimos a los programas y proyectos de financiamiento que invierten capital directamente en la economía, como, por ejemplo, a través de infraestructura. Y como muchos recordarán, en la campaña presidencial de Trump se habló mucho de un enorme gasto en este campo para estimular la economía. Esa capital tiene que venir de alguna parte.
Sin embargo, Rogoff cree que confiar en la política fiscal contracíclica es algo “peligrosamente ingenuo”, principalmente porque “invariablemente toma al menos unos cuantos meses para que entre en vigor”. Para ese entonces ya podríamos entrar de lleno en una recesión.
Rogoff es partidario de un medio mucho más rápido para estimular la economía. Su solución se basa en políticas similares a las de las tasas de interés negativas:
“Lo mejor que podemos hacer es crear un entorno en el que las políticas de tasas de interés negativas puedan usarse de forma más completa y efectiva… Es momento de sacarle brillo una vez más a las herramientas de los bancos centrales. La dependencia excesiva a las políticas fiscales contracíclicas no funcionará mejor en la actualidad de lo que lo hizo en el pasado.”
Todo esto se relaciona con la guerra contra el efectivo y contra los ahorristas de la que tanto ha escrito Jim Rickards. Y eso es lo que se puede esperar de los bancos centrales durante la próxima gran recesión. Jim recomienda oro y otros activos duros para reducir tu exposición al sistema bancario. Concuerdo totalmente con esa postura.
Como ex-banquera de Goldman Sachs que sabe bien cómo funciona el sistema, también creo que las inminentes políticas de dark money de la Fed y el timing en que entren en vigor esas políticas generarán oportunidades de inversión excepcionales este 2019.
Este será un año interesante. Pero puedes hacer que también sea excepcional para tu portafolio – si sabes cómo seguirle el juego a la Fed.
Saludos,
Nomi Prins
Nomi Prins es una autora, periodista y conferencista. Es editora de Nomi Prins’ Dark Money Millionaire para Agora Financial en Estados Unidos y colaboradora de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones en el mundo de habla hispana. Trabajó como directora administrativa en Goldman-Sachs y Directora de Administración Senior en Bear Stearns, además de ser estratega senior en Lehman Brothers y analista en Chase Manhattan Bank.