La recompra de acciones podría mantener el mercado alcista con fuerza de cara a 2019. Sin embargo, debajo persisten los serios problemas que causaron la última gran crisis, y es necesario tomar recaudos al respecto.
Por Nomi Prins
Parece que muchos ya han olvidado el enorme sell-off que tuvo el mercado el mes pasado. Pero si aún estás preocupado sobre las ventas de octubre, deberías saber que el banco más grande de los Estados Unidos, JPMorgan Chase, no lo está.
De hecho, los estrategas de este mega-banco consideran que la corrección del mes pasado fue impulsada más que nada por factores técnicos, y que a medida que se reportan más balances todo el mercado seguirá subiendo. La temporada de ganancias comenzó a principios de octubre, y de momento sigue fuerte.
Ahora, uno de los factores técnicos que citan los expertos de JPMorgan fue la capacidad de recompra de acciones, cosa que en octubre no estuvo presente.
¿Por qué fue ese el caso?
En el período previo a que se reporten las ganancias cada trimestre, las compañías tienen prohibido comprar sus propias acciones. Esto por lo general se conoce como el período de prohibición de recompras. El mes pasado, la inversión de las firmas en sus propios papeles fueron por sólo US$12.000 millones al 19 de octubre. Entonces, a nadie debería sorprenderle que el sell-off llegara durante el período de prohibición de recompra, momento en el que varias corporaciones simplemente no podían recuperar sus acciones.
Además, las ventas se dieron en un período plagado de pronósticos bajistas para el crecimiento, una intensificación de la guerra comercial y los resultados del aumento más reciente de la Fed a las tasas de interés de septiembre. Para el mercado, esta era una mala combinación.
Volviendo al temas de las recompras, éstas en realidad fueron las principales responsables de que la Bolsa llegara a niveles récord este año, justo antes de la caída del mes pasado.
De hecho, las corporaciones cuentan por buena parte de la demanda de los mercados accionarios estadounidenses. Los recortes impositivos de Trump fueron una de las principales razones por las que se dio esto, ya que las compañías usaron su capital adicional guardado en el extranjero para readquirir sus propios papeles. Esto se ve claramente en el mercado, con Wall Street usando tanto capital para readquirir sus acciones a diestra y siniestra.
Mi antiguo empleador, Goldman Sachs, ha estimado que este año esas recompras superarán las del año pasado por un 44%. Además, están encaminadas a superar el billón de dólares este año, una cifra récord.
Ahora la prohibición de las recompras de la época de balances ya ha terminado. Y eso quiere decir que las firmas estadounidenses pueden volver a sus planes.
Todo ese dinero que las corporaciones estadounidenses han separado específicamente para las recompras no se ha terminado. UBS estima que en el mes que viene, estos programas tendrán acceso a US$ 170.000 millones. Eso podría ser un enorme catalizador para impulsar al alza las acciones.
Esto debería darle a los mercados un impulso en noviembre, sumando un condimento extra al rally post-elecciones que estamos viendo. Esto, además, debería mantenerse hasta el Día de Acción de Gracias y fin de año, es decir, antes de que recibamos las cifras de ventas que podrían apagar el ánimo del mercado.
¿Podría ser todo una ilusión?
Sin embargo, todas estas recompras también representan un problema. Impulsan al mercado accionario, sí, pero es solo al corto plazo. Esos precios más altos podrían resultar en problemas en el futuro.
Porque las recompras significa que las compañías no están usando el dinero que tienen para invertir en proyectos de largo plazo, fábricas y trabajadores, aun cuando esa fue una de las promesas del recorte impositivo de Trump de 1,5 billones de dólares.
En medio de las guerras comerciales y todas las otras preocupaciones que actualmente enfrenta el mercado, ejecutar un programa de recompra en efecto resulta lo más efectivo para las firmas con el dinero para ello. Si las corporaciones están preocupadas por una posible caída en el crecimiento en el futuro, esa sería una excelente razón para usar ese capital readquiriendo sus papeles, como una forma de garantizar ganancias sólidas en el tercer trimestre.
Esto quiere decir que las firmas con suficiente capital para ejecutar programas como este terminarán usándolo todo en ello.
Según reporta Reuters:
“La creciente guerra comercial entre Estados Unidos y China podría llevar a las firmas estadounidenses a mover el capital que tenían reservado para inversiones en activos fijos, y en su lugar usarlo en recompras de acciones, llevando estos programas corporativos a cifras récord aún más altas”.
Las recompras nunca antes vistas de este año podrían terminar mandando al alza al mercado en períodos de volatilidad, haciendo que el mercado alcista en general escale aún más alto.
Pero, ¿hasta cuándo se mantendrán así las cosas? Los recortes tributarios más o menos han tenido un impacto importante, pero de aquí en más no veremos más recortes impositivos, por lo menos no para las corporaciones, considerando que los demócratas han tomado control de la Cámara de Representantes.
En otras palabras, es probable que ya hayamos atravesado la “cúspide” de recompras.
Claro que los años de flexibilización cuantitativa (QE) han creado condiciones en las que las recompras representan mecanismos de mercado extremadamente poderosos. Las compañías han podido pedir prestado dinero y comprar sus propias acciones a precios baratos, mandando su deuda corporativa y la Bolsa a niveles inéditos.
Sin embargo, el QE no puede crear producción real. Lo único que hace es camuflar la realidad mediante deuda y recompras. Todo ese dinero en realidad nunca fue hacia los pilares productivos de las compañías.
Pero como todos sabemos, el QE terminó. Y en su lugar la Fed ha estado efectuando el ahora llamado “endurecimiento cuantitativo” desde hace ya más de un año.
Este año ya hemos experimentado dos sell-offs importantes. Los mercados emergentes también han tenido problemas. Eso se debe a que la deuda que adquirieron en la última década se denominó en dólares baratos. Y cuando la divisa estadounidense gana valor, los países en vías de desarrollo que tomaron deuda en dólares entraron en una posición difícil para pagarla.
Argentina y Turquía son los mejores ejemplos de este año…
Asimismo, los mercados chinos también tienen problemas, lo que podría tener repercusiones importantes para el resto del sureste asiático.
Para visualizar la pérdida de estímulo que se ha dado producto de esto, imagina lo que pasaría si sacas agresivamente el mantel de una mesa llena de platos. Mientras más altas sea la montaña de platos, mayor será el impacto cuando caigan.
Si las cosas empeoran muy rápido, podría darse una tormenta de QE de parte de la Fed y sus bancos centrales asociados de Europa y Japón. Sin embargo, eso solo sumaría más platos a la mesa, preparando las condiciones de una caída aún más grave en el futuro.
Pero tal vez lo más alarmante de todo esto es que el hecho de que virtualmente no hay manera de poner el sistema financiero por el buen camino una vez más.
A pesar de algunas regulaciones cosméticas para ordenar el comportamiento riesgoso, desde la derogación de la Ley Glass-Steagall en 1999 aún no hay una división clara entre los fondos de los depositantes y aquellos usados por los bancos con fines especulativos.
Al reinstituir leyes como ésta, que marca una diferencia clave entre estos dos elementos del sector bancario (separándola en instituciones diferentes), podríamos evitar que los bancos tengan tanta influencia sobre el gobierno. Esto además ayudaría a proteger el capital de los ciudadanos.
Los bancos más importantes siguen haciendo enormes apuestas bursátiles, y las corporaciones siguen enfocadas en comprar sus acciones para ganancias de corto plazo, en lugar de reinvertir en su negocio.
Desde la crisis financiera, ni un solo CEO de banco ha sido castigado acordemente a lo que ocurrió, aun con los fraudes y crímenes cometidos por las instituciones bancarias más grandes de los Estados Unidos.
Si un criminal roba un auto, se le castiga con todo el peso de la ley y probablemente vaya a prisión. Pero si un banco importante, como Wells Fargo recientemente, estafa a los ciudadanos y les quita millones de dólares con honorarios infundados, el CEO recibe un aumento.
Es cierto, tú también puedes sacar provecho de esto. Y deberías. Pero es importante que entiendas los fundamentos de todo esto.
Saludos,
Nomi Prins
Nomi Prins es una autora, periodista y conferencista. Es editora de Nomi Prins’ Dark Money Millionaire para Agora Financial en Estados Unidos y colaboradora de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones en el mundo de habla hispana. Trabajó como directora administrativa en Goldman-Sachs y Directora de Administración Senior en Bear Stearns, además de ser estratega senior en Lehman Brothers y analista en Chase Manhattan Bank.