No es raro que el futuro tome una dirección muy diferente a la del pasado cercano. Los mercados o saltan o caen y muchas veces los inversores no tienen oportunidad de operar a precios intermedios. Los eventos extremos ocurren con mucha más frecuencia de lo que los modelos tradicionales anticipan.
Por Jim Rickards
A Wall Street le encanta las historias, y la historia de los “salarios en aumento” parecía ser congruente con los hechos y explicar la caída. Sin embargo, esta idea en realidad estaba sumamente alejada de la realidad.
Los salarios sí crecieron un poco, pero el cambio no fue extremo y, además, no debería haber sido nada inesperado. La Fed ya estaba encaminada a incrementar las tasas varias veces este 2018, sin importar si los salarios subieran o no por sobre la inflación.
De hecho, los incrementos salariales posteriores han sido moderados.
Esa narrativa del reporte laboral se hizo bastante popular en ese entonces, pero no podía explicar por qué las acciones cayeron y por qué la volatilidad se disparó de la forma en que lo hizo.
La realidad es que tanto los papeles de la Bolsa como los niveles de volatilidad habían alcanzado niveles extremos, y ya estaban posicionadas para sentir un súbito revés. Los catalizadores específicos que desembocaron en la caída en realidad no importan mucho. Lo que sí importa es el grupo de traders apoyados de un lado de la balsa inflable que se van corriendo al otro lado antes de que se hunda el barco.
El nombre técnico para este tipo de reacciones espontáneas de parte del público es “hipersincronocidad”, pero puedes imaginarlos como una manada de animales causando una estampida ni bien uno de ellos detecta que se aproxima un león, donde el último en correr probablemente será comido vivo.
Ahora, los mercados una vez más están posicionados para una reacción espontánea en masa. La diferencia es que ahora hay muchos más catalizadores que solo un reporte salarial cualquiera, a pesar del informe optimista del PIB estadounidense publicado la semana pasada.
Ya todos estamos al tanto de lo que le ha estado ocurriendo a Facebook desde que presentó su polémico reporte de ganancias hace casi dos semanas. Pero mira también todos los problemas potenciales que vienen de la situación geopolítica mundial…
Estados Unidos dio por finalizado su acuerdo nuclear con Irán y, además, ha implementado sanciones extremas diseñadas para hundir la economía iraní y forzar un cambio político a través de rebeliones populares. Por su lado, los dirigentes del país han respondido con amenazas de retomar su programa nuclear armamentista. Tanto Israel como Estados Unidos han advertido que incluso un intento de reanudar el programa nuclear podría resultar en un ataque militar.
Las tres caras de la volatilidad… de izquierda a derecha: Alí Hoseiní Jamenei, el líder espiritual y regente de facto de Irán; Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela; y Kim Jong Un, el líder supremo de Corea del Norte. Dependiendo de cómo siguen las negociaciones, Irán y Corea del Norte podrían declararle la guerra Estados Unidos y Venezuela está cada vez más cerca de ser un estado fallido, lo que podría llamar a una intervención militar estadounidense.
Venezuela, liderada por el corrupto Nicolás Maduro, ya colapsó económicamente y está cada vez más cerca de ser un estado fallido. La inflación supera el 40.000% y los ciudadanos se mueren de hambre. Su tasa inflacionaria ha superado oficialmente la inflación de la Alemania de la República de Weimar.
Entre los resultados posibles encontramos sublevación de la población, guerra civil o una nueva revolución. Si el fracaso infraestructural y político llega al punto en que Venezuela simplemente deba interrumpir sus exportaciones de petróleo, Estados Unidos podría verse en la necesidad de intervenir militarmente con justificaciones tanto humanitarias como económicas.
Por su parte, Pyongyang y Washington han mantenido negociaciones inciertas que apuntan a desnuclearizar la Península Coreana. Y si bien hemos visto señales bastante alentadoras, el resultado más probable sigue siendo que el líder norcoreano solo esté ganando tiempo, negociando de mala fe. Estados Unidos podría tener que recurrir a un ataque militar completo para lidiar con esta amenaza existencial.
La lista de puntos de conflicto sigue e incluye los ataques respaldados por Irán a Arabia Saudita e Israel, la Guerra Civil Siria, las confrontaciones en el Mar del Sur de China y la intervención rusa en Ucrania oriental. Estos puntos de quiebre geopolíticos llegan encima de amenazas cibernéticas, colapsos críticos en la infraestructura mundial y desastres naturales que van desde Kīlauea hasta el Congo.
Los inversores tienden a hacer caso omiso de estas amenazas, ya sea porque han estado tomando lugar desde hace tiempo y nunca han resultado en catástrofes, o porque creen que de alguna forma las crisis se resolverán solas gracias a los legisladores y políticos del mundo.
Estas creencias son buenos ejemplos de sesgos cognitivos muy conocidos, como el anclaje, el sesgo de confirmación y la percepción selectiva. El análisis nos dice que en realidad no hay ninguna razón para conformarse con la situación actual y, sin embargo, el VIX ha vuelto a niveles cercanos a mínimos históricos, como muestra el siguiente gráfico:
Incluso si las probabilidades de que un único evento escale a nivel de crisis son bajas, cuando tienes una larga lista de posibles eventos volátiles, las posibilidades de que al menos uno de ellos estalle son del 100%.
Ahora bien, teniendo en cuenta esta larga lista de posibles crisis, todas listas para causar estragos en los mercados, ¿qué dicen mis modelos predictivos analíticos sobre un posible aumento en la volatilidad de mercado en los meses próximos?
Pues, están señalando que hay demasiada conformidad entre los inversores y que la volatilidad de mercado volverá con fuerza. Incluso con el desastre de Facebook y los problemas del espacio tecnológico, el VIX apenas y supera los 12 puntos.
Los cambios en el VIX y otras medidas de volatilidad de mercado no se dan de forma lineal y cómoda. Las dinámicas relacionadas tienen muchas probabilidades de involucrar máximos extremos en lugar de incrementos graduales. Esta tendencia a generar máximos súbitos y acentuados es en realidad el resultado de coberturas en corto dinámicas que se alimentan a sí mismas de forma recurrente –o lo que se conoce como un bucle de retroalimentación.
Vender en corto los índices de volatilidad ha sido una estrategia para generar ingresos bastante popular por algunos años ya. Los traders venden opciones put de estos índices, capturando el premium que estos contratos ofrecen, para luego esperar a que la opción expire y hacer dinero a cuestas del comprador. Es como vender un seguro contra inundaciones en el desierto –parece dinero fácil.
El problema es que de vez en cuando sí pasa una tormenta por el desierto.
Cuando consideramos las catástrofes financieras que afectan solo a los inversores estadounidenses, sin considerar los otros tipos de desastres, vemos que ha habido derrumbes bursátiles importantes o crisis de liquidez en 1987, 1994, 1998, 2000 y 2008.
Estamos hablando de cinco bajas económicas importantes en 31 años, o un promedio de más o menos una cada seis años. El último de estos eventos tomó lugar hace 10 años y eso quiere decir que si usamos la historia de mercado como base, el mundo tiene pendiente otra crisis.
Los inversores esperan que el futuro se parezca al pasado, que los mercados se muevan de forma continua y que los eventos extremos ocurran rara vez, si no es que nunca.
Pero no es raro que el futuro tome una dirección muy diferente a la del pasado cercano. Los mercados o saltan o caen y muchas veces los inversores no tienen oportunidad de operar a precios intermedios. Los eventos extremos ocurren con mucha más frecuencia de lo que los modelos tradicionales anticipan.
Cuando las catástrofes llegan de súbito, como un incendio en un teatro, todo el mundo entra en pánico y la ola de ventas se alimenta a sí misma.
El problema, es que la mayoría de los inversores no podrán salir del teatro a tiempo.
Saludos,
Jim Rickards
Jim Rickards es editor de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones