En pocas palabras, el juego de recompra está manipulado de abajo hacia arriba en Wall Street.
Por Nomi Prins
La Reserva Federal ha dado el visto bueno a 34 de los 35 bancos más grandes con sede en Estados Unidos después de que pasaran su segunda ronda de pruebas de estrés para 2018.
Las pruebas de estrés de la Fed se llevan a cabo anualmente en los libros de los bancos más grandes de la nación, con el fin de evaluar si tienen suficiente capital para sobrevivir a una crisis financiera. La idea es que si tienen suficiente “gasolina en el tanque” no tendrán que depender de los contribuyentes o de la Reserva Federal para rescatarlos durante una nueva crisis.
La entidad emplea esta prueba para evaluar a Wall Street con respecto a una lista de factores cualitativos. Entre éstos encontramos gestión de riesgos, controles internos, prácticas gubernamentales y más.
Asimismo, la prueba de estrés determina la calificación otorgada al plan financiero de cada banco —es decir, cómo se configuran para enfrentar las emergencias y cuánto capital planean devolver a los accionistas a través de dividendos y recompras de acciones.
Ahora la Reserva Federal afirma que en este 2018 los mayores bancos de Wall Street tienen “fuertes niveles de capital”. Los hallazgos señalan a que incluso después de repartir dividendos, la mayoría de los bancos “conservarían su capacidad de otorgar préstamos incluso en una recesión severa”, según el vicepresidente de la Fed, Randal Quarles. Él es el principal supervisor bancario de la entidad y es la figura de control del banco central.
Sin embargo, no todo estuvo completamente tranquilo para los grandes bancos. La Fed obligó a los dos bancos de inversión más orientados a la negociación o cargados de riesgo, Goldman Sachs y Morgan Stanley, a congelar sus pagos de dividendos en los niveles actuales.
Para los inversores esto significa es que todos los bancos pueden aumentar sus pagos de dividendos, salvo esos dos.
Múltiples fuentes me informaron sobre esta tendencia de recompra meses atrás. Es por eso que en abril, alerté a mis lectores sobre el poder que las recompras tendrían en Wall Street. Ahora, a mediados de 2018, ahora está claro que la locura de la recompra no va a desaparecer. De hecho, está creciendo.
En total, los seis mayores bancos estadounidenses obtuvieron luz verde para “pagar una suma combinada de más de US$ 125 mil millones en forma de dividendos incrementados y recompras de acciones”.
Si bien la tendencia de recompra de acciones entre los bancos más grandes no puede durar para siempre, todavía hay oportunidad de jugar todo el potencial que queda y prepararse para la inminente caída que se aproxima.
A continuación, exploraremos cómo algunos de los bancos más influyentes de Estados Unidos están efectuando estas recompras, lo que esto significa para el mercado y, por último, revelaremos un banco que está disparando señales de alerta en mi sistema de investigación.
El “hermoso” mundo de las recompras
Las empresas ejecutan recompras con su capital adicional a fin de disminuir la cantidad de acciones que tienen circulando en el mercado.
Los banqueros saben que pueden aumentar el factor de “escasez”, así como el precio, de sus acciones. Esta medida hace que sus acciones sean más atractivas para otros inversores.
Las recompras también importan a los bancos y corporaciones de Wall Street porque usan capital interno para elevar las acciones de la compañía.
Los ejecutivos, cuyos bonos consisten en acciones y opciones de acciones, pueden recibir un pago importante al final del año.
Los ejecutivos de alto nivel no son los únicos que se benefician de esto. Los analistas bancarios que buscan aumentar sus propios números siguen la fiebre de la recompra. Al monitorear estas compañías, saben que sus valores no son impulsados simplemente por inversionistas externos, sino que pueden obtener una ventaja por medio de la inversión corporativa.
En pocas palabras, el juego de recompra está manipulado de abajo hacia arriba en Wall Street.
La ironía y a la vez oportunidad de las recompras es que mientras más compañías compran sus propias acciones, más aumentan las cotizaciones de éstas. Mientras más suban los precios de estos papeles, mayor será la atracción de los inversores hacia las acciones del actual mercado impulsado por ese momentum. Las empresas están siendo ampliamente recompensadas gracias a la iniciativa de la recompra de acciones, por lo que seguirán haciéndolo hasta que esto no resulte en precios de acciones más altos y compensaciones jugosas para los ejecutivos.
No es secreto que Wall Street tiene una relación acogedora con Washington. Los bancos no tienen favoritos con los partidos políticos.
Aquí hay una regla simple sobre dinero y política: los CEO, ya sean demócratas o republicanos, apoyan a todos los presidentes, ya sean demócratas y republicanos. El dinero fluyó de Wall Street a Washington por más de un siglo en Estados Unidos, como escribí al respecto en mi libro All the Presidents’ Bankers.
En el mundo de las recompras, esta iniciativa corporativa se ha llevado a cabo independientemente de quién tenga el Congreso y quién se siente en la Oficina Oval.
El actual asesor principal de política económica de la Casa Blanca, Larry Kudlow, antiguo colega mío en Bear Stearns, es un gran defensor de las recompras.
Kudlow lo dijo en Twitter este año: “las recompras de los accionistas son buenas, no malas”.
Su predecesor, Gary Cohn, mi antiguo jefe en Goldman Sachs, también fue partidario de Wall Street. Cohn fue quien abrió las puertas a los recortes de impuestos corporativos, y fue un importante catalizador para las recompras de Wall Street en la actualidad.
Ahora que hemos ingresado a la temporada de presentaciones de balances para el segundo trimestre de 2018, debes prestar mucha atención a la forma en que las recompras inciden en la ejecución y resultados de las ganancias corporativas.
Ya hablando en el plano personal –es decir, de tu bolsillo-, esta tendencia puede señalarte cuáles son las compañías con planes más extensos de recompra y menos deuda que les dará buenas oportunidades para superar a su competencia.
Hasta ahora, recién terminando el segundo trimestre de 2018, el sector privado anunció unos US$ 433.600 millones en recompras. En sí misma, esa cifra es impresionante. Además, es casi el doble de la cantidad récord del trimestre pasado –US$242.100 millones.
Para que te des una idea de cómo se van acumulando los planes de recompras, aquí tienes algunos ejemplos de anuncios recientes…
Mercados inquietos
Entre la ansiedad producto del endurecimiento cuantitativo y la guerra comercial, los mercados financieros han tenido problemas para mantener las tendencias espectaculares del año pasado. Es por eso que las recompras juegan un papel más importante durante este período.
Las compañías que ejecutan las recompras más grandes han disfrutado de un mejor rendimiento en sus acciones. Claro que ayuda bastante que sean firmas bien administradas, con buen uso de su capital y una gerencia cuidadosa en lo que refiere a riesgos, pero a eso es a lo que se dedican…
Según un reporte de mayo de la Corporación Federal de Depósitos de Seguros (FDIC), en los primeros tres meses de 2018 las ganancias de los bancos crecieron un 27,5% durante el mismo período del año anterior. Esta tendencia le está dando señales a los ejecutivos bancarios para que comiencen procesos de recompra. Esto podría causar reacciones positivas entre los inversores, lo que mandaría al alza la cotización de las acciones bancarias.
El otro elemento de oportunidad aquí nace del hecho de que la Fed acaba de incrementar las tasas de interés. Esto quiere decir que aún hay algo de tiempo antes de que decidan seguir endureciendo, y es una buena noticia para los bancos.
Si el mercado se vuelve más volátil, la Fed podría aplazar sus movidas de endurecimiento. Así que es crítico escoger el momento ideal para ejecutar las recompras –y en este momento la ventana de oportunidad está bien abierta.
Saludos,
Nomi Prins
Nomi Prins forma parte del equipo de especialistas financieros del servicio Inteligencia Estratégica de Agora Publicaciones.