Dada la tasa relativamente baja de adopción de la tendencia de las criptomonedas en este momento, la oportunidad para sacar provecho de la tecnología que subyace es ENORME. Tomar posiciones ahora resulta fundamental.
Por Jim Rickards
El 29 de marzo de 1879, un periódico de amplia circulación llamado American Register publicó un mordaz editorial en el que afirmaba “es dudoso que la electricidad vaya a utilizarse alguna vez (de manera generalizada)” porque es demasiado costoso generarla.
Unos meses después, el Comité sobre Iluminación y Electricidad de la Cámara de los Comunes de Inglaterra celebró audiencias acerca del tema y los expertos declararon que no existía “la más mínima posibilidad” de que el mundo funcionara con la generación de energía eléctrica.
No es que la electricidad no existiera en ese momento. Sí existía. Se han dedicado serios estudios e investigaciones a esta temática desde el siglo XVII.
Pero incluso en 1879, aún se consideraba una fantasía costosa.
Luego, en la víspera de Año Nuevo de ese mismo año, Thomas Edison dio a conocer públicamente su bombilla incandescente en Menlo Park, California.
En ese momento, supuestamente dijo: “haremos que la electricidad sea tan barata que solo los ricos prenderán velas”.
Tres años después, en 1882, Edison arrancó la primera empresa de servicios de electricidad del mundo.
Y para el final de la década fundaría General Electric, que se mantuvo como una de las compañías más importantes del mundo hasta que un grupo de bufones la arrasó dejándola sin nada a principios del siglo XXI.
Sabemos, por supuesto, lo que sucedió con la electricidad: finalmente se hizo omnipresente… en un principio lentamente y luego, cada vez, mucho más rápido.
En 1908, 26 años después de que Edison diera el vamos a la primera empresa de electricidad en cotizar en bolsa, apenas el 10% de los hogares estadounidenses contaba con el servicio.
Pero luego el ritmo de adopción se aceleró. En 1941, el 80% de los hogares estaba “iluminado”.
En resumen: el primer 10% tomó 26 años, y el siguiente 70% tomó solo 33 años.
Y para las tecnologías posteriores, la curva de adopción fue incluso más pronunciada.
El refrigerador, nevera o heladera (depende de dónde estés), por ejemplo, tardó solo dos décadas en dar un salto en su presencia en los hogares estadounidenses, pasando del 10% al 80% del total.
Los teléfonos móviles fueron aún más rápidos, al pasar del 10% al 80% en solo 14 años, de 1994 a 2008.
Este es un punto importante: las tecnologías más nuevas están siendo adoptadas cada vez con más velocidad… una vez que alcanzan una masa crítica mínima.
Hoy en día la adopción de las criptofinanzas y la distributed ledger technology(DLT) probablemente seguirán esta tendencia.
Como hemos dicho antes, los bancos necesitan desesperadamente un cambio en la forma en la que hacen sus negocios, lo que los tecnófilos llaman “disrupción”.
Los bancos han tenido un control monopólico sobre el dinero de sus clientes durante siglos.
Y como vemos frecuentemente en los titulares de los medios, estas entidades financieras no tienen problema en abusar del privilegio de la confianza.
Las criptomonedas y la tecnología DLT tienen el poder de destruir el monopolio bancario al eliminar los intermediarios y descentralizar las transacciones financieras.
Después de todo, estamos en 2018. Ya no existen razones para que un montón de intermediarios se pongan en medio del camino entre tú y tus ahorros.
Transferir dinero debería ser tan fácil como enviar un email… y la tecnología para lograr tal fin debería ser de uso tan común como el correo electrónico en sí mismo.
Bueno, las divisas virtuales y la DLT hacen esto posible. Si tomamos la historia como referencia, es probable que veamos una amplia adopción de estas tecnologías tan solo 10 años después de que alcancen una masa crítica mínima.
¿Cuándo llegamos al “mínimo necesario”?
Supongamos que la “masa crítica mínima” equivale a un 10% de los individuos y empresas que hacen uso frecuente de la tecnología en cuestión para transacciones financieras.
Un estudio de la Universidad de Cambridge realizado en marzo de 2017 sugiere que el número de usuarios activos del Bitcoin se encuentre entre 2,9 y 5,8 millones.
Si tenemos en cuenta que en 2009 este número era cero… desde luego que estamos frente a un crecimiento impresionante.
Una lectura optimista de estos números sugiere que el uso de las criptomonedas y la DLT aún no alcanza la masa crítica mínima para que su adopción se acelere, y claramente todavía queda mucho camino por recorrer antes de que estas tecnologías sean tan ubicuas como el email o los celulares.
La pregunta, por supuesto, es: ¿cuánto tiempo falta para que la masa crítica mínima sea alcanzada?
La industria de la telefonía móvil es un ejemplo ilustrativo.
El teléfono celular más antiguo fue desarrollado entre 1971 y 1973 pero tomó más de 20 años que su uso pasara de 0 a 10% de la población (no obstante, a partir de ahí solo pasaron 14 años para avanzar desde ese 10% hasta el 80%.)
Así que si nos valemos de la telefonía móvil como parámetro y teniendo en cuenta que el criptouniverso ya tiene 10 años de edad, puede que pase otra década antes de llegar a la masa crítica mínima.
La otra lectura que podemos hacer en este caso, es que aún disponemos de una década entera para explorar oportunidades increíblemente atractivas, que me gustaría categorizar de la siguiente manera:
1) Tecnología base
En los comienzos de cualquier tendencia tecnológica importante, siempre hay oportunidades para desarrollar, mejorar e iterar el principio tecnológico que apuntala esa tendencia.
El punto de partida suele limitarse a los individuos –tipos como Steve Wozniak armando placas de circuitos en su garaje.
Pero eventualmente, esta clase de oportunidades es aprovechada por grandes compañías… y a medida que pasa el tiempo, se vuelve más difícil para una sola persona poder competir contra esto.
Eso es precisamente lo que está comenzando a suceder en el criptouniverso: las oportunidades de desarrollo asociadas a un nicho, que una vez estuvieron en manos de pequeños grupos de programadores, están atrayendo los recursos y competencia de las mega compañías, como es el caso de JP Morgan.
Aún es posible tener éxito en este mercado. Pero en los próximos años se volverá cada vez más difícil alcanzarlo.
2) Proporcionar herramientas a los pioneros
En este segmento se encuentran aquellos individuos y empresas que desarrollan la infraestructura central para facilitar la adopción de una tecnología en particular.
Cuando Internet se encontraba en su etapa más incipiente, este rol de “ofertante” fue ocupado por America OnLine.
Este segmento de acción goza de un gran atractivo en este momento si hablamos de criptomonedas, y existe una importante cantidad de firmas (Fidelity, Goldman Sachs, por ejemplo) que están levantando infraestructuras capaces de simplificar la compra y venta de divisas virtuales.
3) Aplicación de la tecnología
Piensa en Amazon: Jeff Bezos tomó una tecnología nueva (Internet) y la aplicó a un modelo de negocio con 5.000 años de antigüedad (las ventas de retail en físico).
Actualmente, Bezos es el hombre más rico del mundo y debido a la tendencia que instauró, muchos de los nombres más populares de la industria se fueron o se están yendo a la quiebra.
Es por eso que esta oportunidad es, por mucho, lo más emocionante del sector.
Ya no se trata de especular con alguna criptodivisa u OPM (Oferta Pública de Moneda). La verdadera oportunidad está en aplicar esta tecnología a otras industrias.
Y dada la tasa relativamente baja de adopción de la tendencia en este momento, la oportunidad es ENORME.
Tomar posiciones antes y rápido resulta fundamental.
Jim Rickards,
PD: Personalmente he identificado una criptomoneda que podrá estar en el centro de la adopción de esta tecnología por parte de las grandes compañías. Te adelanto que no es el bitcoin ni el ether, y que puedes ver mi investigación completa a través de un click acá.
Jim Rickards es editor de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones