Todos los días surgen nuevas preguntas. ¿Cómo justifico el hecho de que estoy vivo? Cada día aparecen nuevas respuestas que explorar. ¿Esto es todo lo que hay? Todo buen inversor debería pensar esto antes de seguir comprando y vendiendo valores.
Por James Altucher
“La curiosidad tiene su propia razón para existir”
Albert Einstein
Un productor de un conocido programa de televisión me dijo una vez: “hagas lo que hagas, nunca digas ‘no lo sé’. Si lo dices, nunca te preguntaremos nada de nuevo”.
Luego me metieron a un cuarto oscuro, me pusieron un micrófono, apuntaron las cámaras hacia mi rostro y escuché: “y… ¡acción!”, y de un momento al otro me vi siendo parte de seis tipos discutiendo la cuestión más desconocida y tonta: “¿Podría la economía levantar un elefante y lanzarlo hacia el sol?”
No lo sé.
La gente me pregunta que cómo me mantengo informado de las cosas si no leo ni veo noticias.
Otros simplemente no preguntan, solo dicen cosas como “ése es el problema con nuestra sociedad. La gente como él no se informa. Si todos hicieran lo que hace él, estaríamos de vuelta en el oscurantismo”.
Mi ex-esposa me dijo lo mismo. “No escribas ‘no lo sé’ tanto en tus artículos. Suena falso”.
No sé si es así.
Estamos tan condicionados a leer de gente que pretende “saber”, que se nos olvida la belleza detrás de un simple “no tengo idea”.
Marie Curie no sabía por qué algunas piedras emitían luces. Luego de eso descubrió la radioactividad.
Los Hermanos Wright no sabían cómo hacer para volar. Así que tomaron la ciencia detrás de manejar una bicicleta (las bicicletas pueden tambalearse), agregaron un par de alas y listo: habían armado un avión.
Andy Warhol no sabía qué tipo de arte destacaría por encima de sus pares. Así que pintó una lata de sopa.
Muchas personas no saben en qué momento tienen conciencia los bebés y cuándo no. Así que en los últimos 20 años se han hecho avances colosales en la neurología.
Einstein no sabía qué experimentaría un hombre viajando a la velocidad de la luz al ver a un hombre parado en la superficie de la Tierra.
Qué cosa más extraña preguntarse eso último. Einstein también dijo que “la experiencia más hermosa que podemos tener es lo desconocido”.
“Lo desconocido” fue lo que a fin de cuentas le proporcionó una ecuación que define por completo el tiempo y el espacio.
Esta cita hizo que me pusiera a investigar todas sus otras citas, no solo sobre ciencia sino sobre lo desconocido en general.
Cuando hago entrevistas en mi podcast, yo nunca sé nada. Quiero aprender de estas personas con trasfondos tan distintos: escritores, artistas, emprendedores, músicos, astronautas, etcétera.
Quiero aprender sus secretos, profundizar en sus capas exteriores, llegar a su corazón y alimentarme de lo que ahí vive.
Quiero ver cuándo comenzó todo esto, quiero ver el momento en que sonó el click y se abrió la cerradura –y finalmente entraron a ese cuarto de ideas y paredes de terciopelo.
Cuando comienzo una relación, no sé absolutamente nada y no tengo confianza en mí mismo. Tengo que aprender a estar cómodo con no saber algo.
Las capas que componen a una persona nunca acaban. Sólo podemos escoger cuándo parar de profundizar. Nunca sabremos lo que de verdad existe en el corazón de cada uno.
¿Cuántas veces simplemente nos conformamos con no saber? Nos sentimos a gusto no sabiendo nada.
Scott Adams, el caricaturista de Dilbert, me dijo que le gusta discutir desde los dos lados de un problema. Luego, ambos lados se quejan de él (dicen “¡¿cómo puede defender al otro lado?!”).
Estoy celoso de la gente que parece sí saber. Van por ahí con toda la confianza del mundo, sonriendo y estando totalmente seguro de sus opiniones.
Morirán tranquilos, arropados en un manto de opiniones que llevaron consigo hasta el día de su muerte.
Después de mi divorcio, me mudé de regreso al Hotel Chelsea de Nueva York, donde había vivido antes de casarme.
El Chelsea era conocido por sus vendedores de drogas, artistas y prostitutas –por todos los que se perdían por un momento o por una década y que de un día para el otro se encontraban a sí mismos en las puertas de este hotel, listos para resistir la tempestad que se iba armando alrededor de sus vidas.
Ahí todos tenían una historia interesante, aunque nadie la contaba. Todos estaban tramando algo, y absolutamente nada era bueno.
Todos estábamos descompuestos por completo, rotos, pasando nuestros días esperando a recuperarnos y enfrentarnos al mundo una vez más.
¿A dónde quiero llegar con todo esto? A que yo intenté alcanzar las estrellas, pero lo único que hice fue caer directo a la Tierra. Intenté saber, intenté gritar “¡aquí estoy!”
Todos los días surgen nuevas preguntas. ¿Cómo justifico el hecho de que estoy vivo? Cada día aparecen nuevas respuestas que explorar. ¿Esto es todo lo que hay? Todo buen inversor debería pensar esto antes de seguir comprando y vendiendo valores.
Einstein dijo: “la curiosidad tiene su propia razón para existir”.
No sé… no tengo idea.
Saludos,
James Altucher