Todos hemos escuchado que las acciones no son más que una burbuja colosal y que el fin del mundo se acerca. Pero para el inversor tecnológico de largo plazo esto no importa.
Por Ray Blanco
Si miramos todo desde afuera, nos damos cuenta de que los pánicos van y vienen. Siempre ha sido así.
Sin embargo, cuando hablamos del arco tecnológico de la historia humana, éste parece apuntar en una sola dirección: directo hacia arriba.
En este momento estamos en medio de una ola de innovación tecnológica que, creo, cambiará completamente nuestras vidas.
Desde la biotecnología, pasando por la realidad virtual, hasta el transporte, todo lo que depara el futuro es sumamente prometedor.
Por supuesto, soy consciente de que muchos lectores están preocupados por muchos temas.
El cambio climático o los vientos de guerra son dos de ellos.
Ni hablar de la inestabilidad de la economía global.
En 2008 la economía de Estados Unidos estuvo a punto de quebrar, y para sacarla de su estado de gravedad hubo que aplicar remedios radicales: fuerte emisión monetaria y tasas de interés en mínimos históricos durante casi una década.
Por poco el paciente no la cuenta.
Y aunque ahora parece mejor, el tratamiento podría tener desagradables “contraindicaciones”.
La más grande de ellas podría ser la inflación.
Aunque de momento no parece ser un problema, existen razones para pensar que ésta volverá con mucha fuerza en el futuro; la historia nos enseña que así pasará.
Ahora, puede que la mejor opción para controlarla inflación sean las nuevas tecnologías.
Microsoft, por ejemplo, fue fundada en 1975, año en el que la inflación promediaba por encima del 9%. Cierto es que en ese entonces la compañía no cotizaba en la bolsa, pero existían inversores privados. Tan solo imagina el valor que tendría hoy en día un dólar invertido en Microsoft en ese entonces. De hecho, solo considerando desde su IPO en 1986, la compañía convirtió el precio de su acción (ajustado por splits) de 10 centavos a más de US$ 74.
Esas son ganancias del 74.000%. Ahora incluso si consideramos que el dólar perdió casi la mitad de su poder adquisitivo desde 1986, éstas representan ganancias ajustadas por inflación del 37.000%.
¿Y qué tal Apple?
En 1981 alguien pudo haber comprado acciones de la compañía por 50 centavos. Hoy en día, Apple cotiza por cerca de los US$ 160. Los cálculos te los dejo a ti.
A lo que quiero llegar es que es completamente posible vencer la depreciación monetaria, incluso la de una divisa como el dólar, al invertir en compañías emergentes y con el potencial de transformar los mercados globales.
Por eso lo que siempre busco son empresas innovadoras que fomenten la transformación de la industria, con bajos costos que hagan sus productos más baratos, manteniendo calidad. Y no tienen que ser sólo glamorosos fabricantes de sofisticados electrónicos, la tecnología se extiende por una gran variedad de industrias, desde la agricultura a la energía alternativa, de la medicina a los semiconductores.
En la medicina, por ejemplo, las nuevas tecnologías reducirán los costos de las terapias actuales, en su mayoría gracias al desarrollo de nuevos materiales.
Existe un famoso refrán que dice: “construye una mejor ratonera que los demás y la gente hará fila para entrar tu casa”.
Esto es verdad en tiempos buenos y en tiempos difíciles.
La gente tiende a recompensar las cosas que valoran, y toda esa “fila de gente” resulta muy lucrativa. Entonces, los inversores que adquieran posiciones en los lugares donde se están planeando las “mejores ratoneras” tienen el potencial de hacerse con grandes ganancias, sin importar si están en una buena o mala época.
Estos son tiempos sumamente emocionantes. Y muy lucrativos también, si llegas a invertir en las tecnologías transformadoras del futuro.
Por un futuro mejor,
Ray Blanco
Ray Blanco es especialista en Tecnología para Agora Publicaciones.