Hoy voy a hablarte de una estrategia de inversión que te permitirá asegurarte ganancias de gran magnitud sin tener que preocuparte por lo que suceda en el día a día de los mercados.
Zach Scheidt
Puede que hayas leído o escuchado sobre la fórmula para las inversiones exitosas: comprar barato y vender caro.
Esta regla es muy conocida y a simple vista perece muy simple. Entonces ¿por qué hay tantos inversores que no logran ponerla en práctica correctamente?
El índice S&P 500 ha registrado ganancias de 7% en promedio, durante las últimas tres décadas pero los inversores como tú y yo con suerte obtenemos un rendimiento de 4% anual.
Y esto hablando de porcentajes promedio. Muchas personas registraron pérdidas en lugar de ganancias. Algunos perdieron todos sus ahorros y con ello, se desvanecieron sus planes de retiro.
El problema en esos casos es el timing, esa falsa creencia de que es fácil saber exactamente cuándo entrar y salir del mercado.
Créeme cuando te digo que no es sencillo dar con ese “momento perfecto”.
Si inviertes sin un sistema confiable y una investigación completa, estás a ciegas en la Bolsa y eso te hace más propenso a comprar activos en el momento equivocado y vender demasiado pronto.
La falta de estrategia también aumenta las probabilidades de que tomes decisiones emocionales,cuando la volatilidad hace acto de presencia en la escena financiera.
Siesto sucede, lo más probable es que te apresures a comprar porque tienes miedo de perderte la oportunidad de aprovechar la racha alcista de un activo y termines pagando demasiado por esa posición.
Bajo ese mismo principio, cuando veas que los precios están cayendo vas a sentir la necesidad de vender inmediatamente y con ello, terminarías acumulando pérdidas significativas.
Es por eso, que hoy quiero presentarte el antídoto que te ayudará a no caer en el mal timing a la hora de invertir. Esta fórmula permite ignorar los vaivenes bruscos en la Bolsa y con ello, hacer crecer tu capital con el paso del tiempo.
La fórmula en cuestión se conoce como dollar-costaveraging (DCA, que podría traducirse como promedio de costo en dólares). A continuación te cuento todo lo que necesitas saber al respecto.
El antídoto para la volatilidad
La estrategia DCA es simple. Consiste en seleccionar una acción einvertir una cantidad de dinero fija en ella, en períodos de tiempo preestablecidos.
Por ejemplo, digamos que decides comprar USD 1.000 en acciones del banco Wells Fargo al año. Lo que equivaldría a USD 100 por semana.
No importa la cantidad de dinero exacta que decidas invertir o la frecuencia que establezcas para realizar las operaciones de compra. Lo fundamental es que esa frecuencia y la cantidad de dinero a invertir se mantengan fijas, sin importar lo que suceda en el mercado.
Lo que posiblemente termine variando es la cantidad de acciones que podrás comprar con esa cantidad de dinero, cuando corresponda según el plan que fijes en términos de tiempo.
En esa línea, cuando los precios del activo seleccionado suban podrás comprar una menor cantidad de acciones y cuando caigan, lógicamente podrás comprar más.
En cualquiera de los casos, estarás haciendo crecer tu posición anualmente. Y si optas por acciones que pagan dividendos, también aumentarán los ingresos que recibas cada año por tu inversión.
Incluso puedes emplear esos ingresos para comprar más acciones y potenciar la jugada por medio del interés compuesto.
Con el paso del tiempo, tu posición en la acción será lo suficientemente grande como para que las bajas y las subas que registre no tengan mayor importancia.
De hecho, puede que en algún momento estés a la expectativa de algún retroceso que te permita aprovechar la oportunidad de comprar más acciones de la misma empresa en descuento y con ello, hacer que tu posición crezca aún más.
Lo mejor de todo, es que cuando finalmente llegue el momento de vender tus acciones (es decir, cuando acumules una ganancia real sobre la operación), es posible que termines con mucho más dinero gracias a esta jugada que si hubieses comprado una gran cantidad de papeles en primera instancia o bien, hubieses intentado adivinar el timing del mercado para desarmar tu posición.
Veamos un ejemplo práctico de esto.
La magia de la estrategia DCA
Digamos que en 2008 decidiste aplicar la estrategia DCA con las acciones de Wells Fargo (WFC).
De esa manera, a partir de entonces te comprometiste a invertir USD 1.000 en acciones de WFC cada vez que el mercado iniciara su primera rueda bursátil cada año, sin importar el comportamiento de la acción en ese momento o qué sucediera con la economía.
En la primera jornada bursátil de 2008, las acciones de Wells Fargo abrieron cotizando en USD 30,48. Con tus USD 1.000, compraste 32 acciones de este banco. Teniendo en cuenta que la acción pagó un dividendo de USD 1,30 ese año, ganaste un total de USD 41,60 en ese periodo de tiempo.
Luego, vino la crisis financiera y las acciones de Wells Fargo comenzaron a caer.
Muchos inversores entraron en pánico y vendieron sus acciones de WFC, asumiendo pérdidas de gran magnitud. Otros intentaron adivinar cuando tocaría fondo el papel para volver a comprarlo.
Pero a ti no te pasó eso. Porque siguiendo tu plan DCA invertiste USD 1.000 en más acciones de Wells Fargo, justo cuando comenzó la primera jornada bursátil de enero de 2009.
Las acciones estaban cotizando por debajo del precio en que compraste el año anterior y pudiste usar los dividendos acumulados para comprar los papeles. Así, sumaste 35 acciones más a tu posición para un total de 67 unidades.
Y a pesar de que la compañía recortó su tasa de dividendos ese año, obtuviste USD 32,83.
Digamos que seguiste firme con tu estrategia hasta enero de 2020. Para este momento, tendrías 396 acciones de Wells Fargo que a los precios actuales del papel equivalen a USD 19.200.
En ese escenario, vendiendo tu posición ahora acumularías un rendimiento de 48% sobre los USD 13.000 que invertiste en la compañía en estos años.
Y la mejor parte es que no tuviste que preocuparte demasiado por la crisis financiera que comenzó en 2008. Y cuando Wells Fargo fue acusado de fraude en 2016, tampoco entraste en pánico.
Sino que mantuviste la calma y no solo sobreviviste a la tormenta, sino que obtuviste ganancias.
Ahora, para que la estrategia DCA funcione es importante que respetes algunos aspectos puntuales.
Una estrategia a largo plazo
Para obtener los mejores resultados posibles, es clave escoger compañías sólidas y reconocidas que cuentan con una buena trayectoria en el negocio al que pertenecen y paguen dividendos.
De esa manera, podrás esperar tranquilo que sus acciones avancen con el tiempo y que tus dividendos anuales aumenten, a medida que acumules cada vez más acciones.
Esta estrategia requiere disciplina por encima de cualquier otra cosa, en vista de que simplemente no va a funcionar si no te mantienes apegado a ella a largo plazo.
No puedes tener dudas de tu plan en ningún momento. Ármalo en función de tus propias reglas pero asegúrate de seguirlas. No te dejes vencer por las emociones.
Únicamente dos posibles escenarios pueden justificar que cierres tu posición antes de tiempo.
El primero, tiene que ver con cambios en los fundamentos de la compañía. Por ejemplo, si repentinamente decide dejar de pagar dividendos o comienza a advertir a los inversores que está a punto de declararse en quiebra.
No puedes ganar dinero con una compañía que va a dejar de existir.
El segundo escenario es aquel en el que vendes para disfrutar de tus bien merecidas ganancias.
Lo importante es que con una estrategia DCA sólida puedes dejar de preocuparte por los vaivenes del mercado. En lugar de eso, puedes enfocarte en fortalecer tu posición teniendo presente que esto traerá su recompensa a futuro.
Te recomiendo que hagas la prueba.
¡Buenas inversiones!
Zach Scheidt
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina. El Inversor Diario te permitirá acceder a información exclusiva sobre los mercados internacionales y puedes suscribirte haciendo click aquí.
Comenzó su carrera como director de inversiones en un fondo de cobertura multimillonario, en el que administraba más de USD 200 millones en cuentas de clientes individuales. Es creador del sistema financiero que dio vida a Megacontratos, especializado en identificar los acuerdos de fusiones y adquisiciones corporativas capaces de ofrecer a los inversores las ganancias más atractivas de todo el mercado.