Las élites globales quieres controlar a los ciudadanos por medio de la instauración de una economía 100% digital. Debes prepararte antes de que esta batalle en contra de los billetes siga avanzando.
Por Jim Rickards
Estimado lector,
Las élites globales están abogando cada vez más por tasas de interés negativas e inflación para hacer que tu dinero desaparezca.
La idea de la “guerra contra el efectivo” es forzar a los ahorristas a optar por cuentas bancarias con manejo totalmente digital, a fin de quitarles su dinero a través de tasas negativas.
Claro que siempre se habla de estos esfuerzos de una forma más positiva. Las élites empresariales esgriman palabras como “conveniencia” y “costos más bajos”. Los gobiernos hablan de presionar a los estafadores fiscales, terroristas y criminales.
Sin embargo, los gobiernos del mundo siempre usan el lavado de dinero, el tráfico de drogas y el terrorismo como una excusa para vigilar a ciudadanos honestos y privarlos de la capacidad de usar alternativas monetarias distintas a las que ellos imponen, como el efectivo físico, el oro y, más actualmente, las criptomonedas.
La llamada “sociedad sin efectivo” no es más que una suerte de caballo de Troya para crear un sistema en el que todo el capital financiero sea electrónico y esté representado digitalmente en los registros de un pequeño número de megabancos y gestores de capital.
Si llegamos a ese punto, será fácil para el Estado incautar y congelar tu patrimonio o someterte a vigilancia constante, impuestos y otras formas de confiscación digital.
Pero eso no te lo dirán los medios.
La guerra contra el efectivo tiene dos objetivos principales. El primero es hacer que sea difícil obtener dinero en efectivo en primer lugar. Los bancos estadounidenses reportarán al Estado cualquier persona que retire más de USD 3.000 en efectivo, tachándola como una “actividad sospechosa” a través de un reporte especial que le llegará al Tesoro estadounidense.
El segundo objetivo es eliminar los billetes de gran denominación. Estados Unidos se deshizo de sus billetes de USD 500 en 1969, y el billete de USD 100 ha perdido cerca del 90% de su poder adquisitivo desde entonces. Con un poco más de inflación, el billete de USD 100 no será más que cambio de sobra.
El Banco Central Europeo (BCE) ya suspendió la emisión de nuevos billetes de 500 euros. Si bien los billetes existentes de esa denominación seguirán siendo de curso legal, lo cierto es que se han dejado de emitir nuevas unidades.
Todo esto significa, que con el tiempo, estas notas escasearán, llevando a aquellos que necesiten estos billetes grandes a pagar precios más altos por ellos. No sería descabellado ver a alguien pagando 502 euros por un billete de 500 euros. Ese premium de 2 euros en este caso actuaría como una tasa de interés negativa.
El peso real de la guerra contra el efectivo recae en los hombros de ciudadanos honestos que se vuelven vulnerables a la confiscación de su patrimonio, a través de tasas de interés negativas, pérdida de privacidad, congelamiento de cuentas y límites en los retiros o transferencias de efectivo.
La idea central tras esta acometida contra el dinero físico es forzar a los ahorristas a usar cuentas bancarias digitales, para que se les pueda quitar su dinero en la forma de tipos de interés negativos. Una solución fácil para evitar esto es optando por el efectivo físico. Y es por eso es que quieren cerrar esa ruta de escape.
Este ataque de las élites es un esfuerzo global que se libra en muchos frentes. Mi opinión es que la guerra contra el efectivo es peligrosa en términos de invasión a la privacidad y el riesgo de confiscaciones ilegítimas del Estado.
La buena noticia, es que el efectivo sigue siendo la forma de pago dominante en muchos países, incluido Estados Unidos. El problema, es que a medida que los pagos digitales ganan terreno y los billetes pasan a segundo plano, llegaremos a un “punto de inflexión” en el que, de repente, no tendrá sentido seguir empleando el efectivo, debido a los gastos y logística involucrados.
Una vez que el uso del efectivo cae hasta cierto punto, se pierden las economías de escala y el uso puede llegar a cero casi de la noche a la mañana. ¿Recuerdas cómo los CD de música desaparecieron repentinamente una vez que los formatos MP3 y el streaming se hicieron populares? Así de rápido puede desaparecer el dinero en efectivo.
Una vez que la guerra contra el efectivo llegue a ese nivel, será prácticamente imposible detenerla. Es por eso, que siempre digo que los ahorristas y aquellos con una visión a largo plazo deberían tener su oro físico ahora, mientras que los precios siguen siendo atractivos.
Dados estos posibles resultados adversos, uno podría esperar que los ciudadanos rechacen la guerra contra el efectivo. Pero en algunos lugares, parece estar sucediendo lo contrario.
Como ejemplo de cómo una idea marginal puede comenzar a ganar aceptación, veamos los microchips: existen microchips que se incrustan bajo la piel de las personas. Estos dispositivos han sido asociados a la pesadilla orwelliana en la que el “Gran Hermano” monitorea constantemente cada uno de nuestros movimientos.
Y sin embargo, a la fecha más de 4.000 suecos se han ofrecido voluntariamente para recibir los implantes.
Además de información personal, estos chips pueden contener información de la cuenta bancaria, eliminando la necesidad de tener efectivo o tarjetas de crédito para pagar por bienes y servicios. Solo pones la mano sobre un scanner y listo.
Todo esto se dio relativamente rápido. Hace solo unos años, la sola idea habría provocado escalofríos en la mayoría de las personas.
Por cierto, considerando que los billetes y monedas ahora constituyen solo un 1% de la economía sueca, el país escandinavo está en camino de quedarse sin efectivo. Y puedes esperar que esta tendencia se mantenga.
¿Cuánto falta para que esto se extienda a otras economías desarrolladas?
Una encuesta reveló que más de un tercio de los estadounidenses y europeos no tendrían problema alguno en renunciar al efectivo y pasar a manejar sus operaciones monetarias de manera completamente digital.
Específicamente, el estudio mostró que el 34% de los europeos y el 38% de los estadounidenses encuestados preferirían no tener efectivo.
En otras palabras, esta pesadilla llegará a Estados Unidos más temprano que tarde.
Nadie está negando que los pagos digitales sean convenientes y cómodos. Yo mismo los uso en la forma de tarjetas de crédito y débito, transferencias bancarias, depósitos automáticos y pagos de cuentas.
Sin embargo, la forma más segura de sembrar la calma y la complacencia es ofreciendo una “conveniencia” que rápidamente se convierte en un hábito. De repente, se vuelve imposible prescindir de esa comodidad.
El factor comodidad es cada vez más frecuente, y los consumidores están pasando de los pagos en efectivo a los digitales al igual que pasaron de las monedas de oro y plata al papel moneda hace cien años. El ejemplo sueco es solo el comienzo.
Pero cuando llegue la próxima crisis financiera, aquellos sin riqueza tangible estarán totalmente a merced de los bancos y gobiernos, quienes decidirán exactamente cuántos dólares podrán retirar por día.
Si no me crees, pregúntale a los ciudadanos de Chipre, Grecia e India, que han pasado por esta experiencia en años recientes.
Existen otros peligros que surgen del hecho de que el dinero digital, transferido por tarjetas de crédito o débito u otros sistemas de pagos electrónicos, depende completamente de una red eléctrica estable. Si ésta se corta debido a tormentas, accidentes, sabotaje o ataques cibernéticos, la economía digital se detendrá por completo.
Por todo esto, es buena idea mantener parte de tu capital en papel moneda (mientras puedes) y monedas de oro o plata. En particular, esas monedas serán una buena forma de dinero en todo el mundo.
Por ahora, los alemanes son los más reacios a quedarse sin efectivo. Casi el 80% de las transacciones en Alemania siguen realizándose en efectivo, y muchos alemanes nunca usan tarjetas de crédito. Su experiencia con la hiperinflación después de la Primera Guerra Mundial y el caos monetario adicional después de la Segunda Guerra Mundial ciertamente juegan un papel importante en esta resistencia a la “sociedad sin efectivo”.
No es casualidad que la palabra alemana para deuda, schuld, también signifique “culpa”.
Otros países, como Rumania y Bulgaria, que han tenido experiencias recientes con crisis monetarias y financieras, también tienden a utilizar el efectivo ampliamente.
Una porción significativa de mi patrimonio personal existe al margen de la banca digital, en la forma de bienes raíces, bellas artes y metales preciosos en almacenamiento seguro y no-bancario. Te sugiero que hagas lo mismo. La sociedad sin efectivo podría llegar más rápido de lo que piensas.
Saludos,
Jim Rickards
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina. El Inversor Diario te permitirá acceder a información exclusiva sobre los mercados internacionales y puedes suscribirte haciendo click aquí.
Abogado y economista. Fue asesor de la CIA y el Pentágono y hoy es uno de los analistas financieros más leídos en Estados Unidos. Cuenta con 35 años de experiencia analizando exitosamente el contexto macroeconómico global. Gracias a una alianza con Agora Financial de Estados unidos, en Inversor Global es editor para Inteligencia Estratégica.