Claves para comprender el “mindset” que propone el gurú de las inversiones para producir más dinero.
Robert Kiyosaki es una de las figuras más reconocidas dentro del ámbito de las finanzas internacionales. Este magnate y educador financiero viene trabajando hace más de veinte años en cursos, talleres y herramientas que le ayuden a la gente a conquistar su “libertad financiera”, como así la define.
Muchos de sus libros son best-sellers internacionales, en particular su famoso “Padre rico, padre pobre”, que fue traducido a más de cuarenta idiomas y que aún hoy, varios años después de su primera edición, sigue siendo una bibliografía obligada para aquellos interesados en el mundo de las inversiones.
Algo a destacar de Kiyosaki, es que la inmensa mayoría de las fórmulas, consejos y métodos que comparte los probó por su cuenta antes de ofrecerlos a los demás. Esto lo llevó a invertir en distintos nichos y probar diversos negocios. Así es como logró retirarse bastante joven, con un patrimonio muy interesante, para dedicarse por completo a viajar por el mundo brindando conferencias y programas, contándole a los demás lo que aprendió.
Entre sus conceptos clave, figura el de la “mentalidad de riqueza”: un análisis por la forma en la que las personas acaudaladas piensan su relación con el dinero y las formas de obtenerlo. Según él, trabajar en este cambio de frecuencia es crucial para dar el salto económico y olvidarse de los problemas financieros.
El escritor advierte que nuestro sistema educativo y cultural no prepara a los ciudadanos en términos de independencia financiera. Ni la escuela ni la universidad enseñan sobre ahorro, préstamos, deudas, inversiones e impacto económico general en el día a día, siendo que esta información es de vital importancia para la vida de todos.
Por esta razón, casi todas las personas terminan desarrollando una “mentalidad de pobreza”, ya que copian comportamiento de la gente que les rodea, desconocen cómo poner a trabajar al dinero de la manera más redituable, y simplemente buscan ganarlo a través del trabajo -de ser posible, el mejor puesto que encuentren-.
Esto no quiere decir que no sea necesario trabajar, al contrario, eso está muy bien. El punto es poder generar dinero más allá del salario, hasta el momento en donde ya no sea necesario tener un empleo, mucho menos uno que no te guste o te quite mucho tiempo.
A lo largo de sus libros, especialmente en “Padre rico…” Kiyosaki va desarrollando las cosas que aprendió tanto de su “Padre rico” como de su “Padre pobre”, contrastando ambas posiciones y mostrando cuál es la mejor vía para lograr la tan ansiada independencia económica. Estos son los puntos clave que el empresario señala:
Ingresos vs. Fortuna
La primera diferencia entre la mentalidad de una persona rica y una mentalidad pobre es el concepto mismo de riqueza. Para éstos últimos, posiblemente la fortuna se mida en la cantidad de dinero que ingresa en la economía personal o familiar. Cuanto más se gana, más rico se es.
Sin embargo, el rico mide su riqueza en términos de tiempo: cuánto se puede vivir con el dinero ahorrado, o cuánto puede una persona sostenerse sin tener que entregar tiempo a cambio de un salario. En conclusión, rico es quien puede pasar más tiempo viviendo cómodamente sin tener que trabajar.
Ahorro y gasto ¿Cómo lo piensan los ricos?
Otra diferencia fundamental entre estos esquemas mentales es la relación entre los ingresos percibidos, los ahorros y los gastos. Una persona que sólo piensa en gastar el dinero que gana no logrará un éxito financiero a futuro.
En cambio, las personas con “mente de ricos” con su salario en la mano, piensan primero en ahorrar, luego en invertir y por último en gastar. ¿Por qué? Porque así van construyendo un colchón que pueden utilizar luego, para emergencias o para placer, mientras buscan alternativas para multiplicar ese dinero ahorrado.
Metas financieras
Dentro de la mentalidad de los pobres no hay una estrategia financiera concreta. Más bien, cuanto más ganan más gastan y así se va modificando su estilo de vida. Para transformar profundamente la realidad económica hay que establecer metas financieras claras y entender que el presupuesto no tiene que ver con el dinero disponible, sino con el objetivo a alcanzar.
Métodos de pago
La forma de pagar por las cosas también marca una drástica diferenciación en la mentalidad de millonario: sólo compran cuando pueden pagar el valor total en efectivo. Por más atractivos que suenen, los planes de financiación sólo comprometen los ingresos, la única base económica de la mayoría de las personas.
Por eso, quienes tienen “mente de ricos” ahorran para poder comprar y buscan maneras de obtener ingresos que no dependan del empleo, entradas alternativas de dinero redituables y pasivas, como las inversiones.
Estos son algunos de los puntos básicos que distinguen lo que piensan los ricos de los pobres. Siguiendo estas pautas, es posible introducir algunos cambios en el estado financiero que contribuyan a generar mayores ingresos, trabajar menos y vivir de forma más placentera y tranquila.