La situación política en Estados Unidos podría causar estragos importantes en el mercado financiero. Se vienen tiempos turbulentos.
Por Jim Rickards, desde Darien, Connecticut
Querido lector,
Los intentos por hostigar y sabotear a Trump ahora tienen como objetivo principal impedir su reelección en 2020, así como promover la campaña presidencial de alguno de los numerosos candidatos del bando demócrata.
Las noticias más recientes del asunto del impeachment son prueba de todo esto. La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, anunció el martes de la semana pasada que se ha abierto formalmente una investigación de juicio político contra Donald Trump. Lo más probable, es que estas investigaciones preliminares abran paso a un impeachment oficial durante el otoño del hemisferio norte.
Seguramente ya estés al tanto de los detalles, así que no ahondaremos demasiado en todo esto. Sin embargo, es importante entender cuál es el verdadero propósito del juicio político contra Trump.
Y Rob Kall, fundador del sitio web progresista OpEdNews, lo explica perfectamente:
“La idea es mantener el proceso de impeachment activo por el mayor tiempo posible, publicando nuevos testimonios y nuevas revelaciones de presunta corrupción y traición periódicamente.
“Pensar en el impeachment como un intento de sacar al presidente de su cargo es incorrecto. La forma más inteligente y estratégica de ver el juicio político actual es como una forma de acceder a las mejores herramientas de investigación que tiene el gobierno.
“Idealmente, la situación se pondrá tan tensa para Trump, que los republicanos terminarán seleccionando a otro candidato para las elecciones generales.
“Sin embargo, el solo hecho de mantener al presidente bajo investigación –por lo menos durante las elecciones en noviembre– erosionará paulatinamente el respaldo hacia Trump y la imagen del partido republicano, mejorando aún más las probabilidades de que veamos una Cámara de Representantes, un Senado y una Casa Blanca demócrata”.
¿Será que esta estrategia logrará sacar a Trump del poder el año entrante?
Generalmente, actualizo mis pronósticos para la reelección de Trump todos los meses. Pero cuando hay noticias de última hora como ésta, lo hago con más frecuencia.
Debido a las últimas noticias del impeachment, de Trump y de Ucrania, acabo de aumentar las probabilidades de una reelección del 67% al 69%. Todo este asunto no cambiará la opinión de nadie, pero sí impulsará más participación política de parte de los votantes de Trump.
Una encuesta de Quinnipiac determinó que el 57% de los estadounidenses se opone a un juicio político, mientras que solo el 37% lo apoya. Eso significa que una gran cantidad de votantes que generalmente están en contra de Trump se oponen a cualquier intento de impeachment. En otras palabras, el juicio político podría alienar a varios votantes indecisos. Todo este asunto es una pérdida de tiempo para los demócratas.
En primer lugar, recordemos que antes de que Pelosi anunciara la “investigación de impeachment”, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ya había desestimado las acusaciones contra Trump por irregularidades en el financiamiento de su campaña (basándose en varias transcripciones, el reporte de los acusadores y más). Todo esto nos dice que lo que estamos viendo ahora es tan solo otro ataque más, pero con un enfoque distinto, de los demócratas.
La mayor incógnita a la que se enfrentará Trump el año entrante es si podrá o no evitar una recesión. Si lo logra, sus probabilidades de ser reelecto son sumamente altas. Pero si ese no es el caso, la balanza se inclina a favor del partido azul.
A pesar de cierta volatilidad en la Bolsa, en gran medida debido a la guerra comercial, los partidarios de Trump serán los primeros en recordarte que el Dow Jones Industrial Average ha ido al alza en su gobierno, pasando de los 18.529 puntos en el día previo a la victoria de Trump en 2016, a los 26.800 actualmente. Esa es una ganancia de casi el 50% en 34 meses.
El desempleo como un todo está cerca de mínimos de 50 años.
El desempleo en la comunidad afroamericana e hispana está en su punto más bajo. La participación en la fuerza laboral se mantiene constante, después de caer durante la presidencia de Obama. El uso de cupones para alimentos ha caído. Los precios de las viviendas han escalado. La inflación está bajo control. Los salarios reales han mostrado sus mayores alzas en más de una década.
Si bien la economía no está en auge para estándares históricos, lo cierto es que está dando su mejor desempeño desde la crisis financiera global. La economía estadounidense se ve especialmente sólida en contraste con sus principales socios comerciales, como el Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Alemania. Incluso la economía China está perdiendo impulso dramáticamente, mientras que Estados Unidos se mantiene como un motor de crecimiento mundial bastante sólido.
Los defensores de Trump y sus (pocos) aliados mediáticos repiten una y otra vez estas realidades económicas. Lo cierto es que la mayoría de los medios simplemente ignora esta información y mantiene sus ataques al presidente. Y es que, a estas alturas, la incongruencia fáctica en cuanto a Trump es tan solo más de lo mismo.
Sin embargo, la realidad es que, tras la cortina mediática, sí hay razones para preocuparse por la economía.
La producción manufacturera está disminuyendo, tanto mes a mes como año tras año. Ciertos índices de pedidos nuevos y envíos también muestran descensos. Las importaciones y los déficits comerciales han crecido considerablemente.
La curva de rendimientos –un indicador de recesión históricamente preciso– se ha invertido en algunas secciones.
Ninguno de estos indicadores está cayendo a niveles extremos, y lo cierto es que hay otras señales que apuntan a resultados positivos. Los números no están dando indicios de una recesión en el corto plazo, pero para Donald Trump, sí podrían ser preocupantes rumbo a 2020.
Desde julio, la Fed ha recortado las tasas de interés dos veces. El problema, es que la política monetaria surte efecto con un retraso de 12 a 18 meses. La entidad subió las tasas por última vez en diciembre de 2018. También incrementó los tipos en varias oportunidades previas. Todo esto nos dice que los efectos del ciclo de alzas de la Fed todavía están sintiéndose en la economía.
Mientras tanto, el crecimiento del 3,1% que tuvo la economía estadounidense en el primer trimestre ahora ha caído al 2,1% en el segundo trimestre. Las proyecciones más reciente del modelo GDPNow de la Reserva Federal de Atlanta estiman un crecimiento para el tercer trimestre de también 2,1%. Sin embargo, históricamente ese modelo tiende a ser excesivamente optimista.
Ninguna de estas tendencias (oferta monetaria contraída, curva de rendimientos invertida, crecimiento más lento, etc.) es un factor determinante y seguro para una recesión. Pero eso no significa que no sean motivo de preocupación.
La expansión económica actual (de 123 meses) es la más larga en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, al mismo tiempo, ha sido la más débil del país. La expansión actual no tiene la inflación, la escasez de mano de obra o la escasez de ocupación que históricamente hacen que la Reserva Federal suba las tasas y provoque una recesión.
Aun así, hay otros factores (guerras comerciales, desaceleración global, crisis financiera) que están fuera del control de la Fed y que también podrían conducir a una recesión.
En esencia, en los próximos 13 meses la diferencia entre recesión y expansión también será la diferencia entre una victoria para Trump o para los demócratas en 2020.
Sin embargo, la recesión es lo más difícil de pronosticar con precisión y, por lo tanto, es el factor más aleatorio. A pesar de su carácter desagradable, Trump fue electo en gran medida porque prometió una mejor economía. Y la realidad es que, hasta cierto punto, ha cumplido con su promesa. Pero aún tiene que seguir dando resultados.
Las probabilidades de una victoria para Trump son inversamente proporcionales a las probabilidades de una recesión en los próximos 18 meses. Como le vaya a la economía, así le irá a Trump.
Si la economía entra en recesión, los votantes estadounidenses podrían comenzar a buscar una nueva alternativa económica, lo que podría llevarlos a apostar por la promesa demócrata de “todo gratis”.
En este momento, Elizabeth Warren es la mayor beneficiaria del asunto del impeachment. Previo al anuncio de Pelosi, Warren ya estaba sacándole ventaja a Joe Biden, cuyas acusaciones de irregularidades y corrupción con Ucrania quedarán a la luz a medida que el juicio político contra Trump se desarrolla.
El impacto de este ciclo electoral en los mercados será profundo; los riesgos para los inversores nunca habían sido tan altos. El momento para prepararse es hoy.
Te conviene prepararte con una cartera de oro, plata, inversiones inmobiliarias, efectivo, notas del Tesoro a mediano plazo y capital privado.
Abróchate el cinturón. Este será un recorrido alocado.
Saludos,
Jim Rickards
Jim Rickards es editor de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones. Es un abogado, economista y banquero de inversión. Ha brindado su vasto conocimiento de los mercados a la comunidad de inteligencia estadounidense y al pentágono.
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina. El Inversor Diario te permitirá acceder a información exclusiva sobre los mercados internacionales y puedes suscribirte haciendo click aquí.
Abogado y economista. Fue asesor de la CIA y el Pentágono y hoy es uno de los analistas financieros más leídos en Estados Unidos. Cuenta con 35 años de experiencia analizando exitosamente el contexto macroeconómico global. Gracias a una alianza con Agora Financial de Estados unidos, en Inversor Global es editor para Inteligencia Estratégica.