A veces tomar atajos es necesario.
No tiene nada de malo optar por el camino “rápido” o “fácil” en ciertas ocasiones.
Después de todo, terminas cumpliendo tu propósito en poco tiempo y sin mayores complicaciones.
Pero abusar de esto puede traer consigo consecuencias nocivas.
Y es particularmente cierto cuando se trata de inversiones.
El mercado actualmente se enfrenta a una importante amenaza producto del uso desmedido de instrumentos financieros que vendrían a ser más o menos lo mismo que un atajo.
En caso de que te lo hayas perdido, en las entregas de esta semana para El Inversor Diario hemos tocado un tema muy relevante en el marco de la potencial próxima crisis del mercado: las inversiones pasivas.
En el marco de este enfoque, surgieron los muy populares fondos cotizados en Bolsa o ETFs.
Estos instrumentosson fondos de inversión compuestos por un grupo de acciones cuyo objetivo es replicar lo más fielmente posible la composición de un índice determinado.
En esa línea, el inversor que compra un ETF se posiciona en todas las acciones que lo “conforman”, sin discriminación ni proceso de selección de activos basado en fundamentos.
En otras palabras, un atajo para invertir en acciones.
Aunque en principio parezca que la inversión pasiva no implica riesgos significativos para el sistema financiero, la realidad es otra.
Esta estrategia ha generado importantes dividendos en los últimos 10 años y de hecho, representa casi la mitad de todos los activos en fondos accionariosen Wall Street.
El problema surge cuando el mercado tropieza.
En vista de que los instrumentos pasivos operan por medio de algoritmos informáticos, si se produce una venta de acciones en cierto sector, estos sistemas comienzan a emitir órdenes de ventas sin ningún tipo de control, con lo que la tendencia se intensifica rápidamente trayendo consigo importantes pérdidas para todos.
Por si fuera poco, en el mercado está teniendo lugar otro fenómeno que al combinarse con los peligros de la inversión pasiva, constituye la fórmula perfecta para un potencial caos.
Los cimientos se recienten
La recompra de acciones por parte de las empresas es uno de los pilares que ha sostenido al mercado desde hace casi una década.
Su participación en la escena se traduce en USD 4,2 billones desde 2013.
En los últimos 10 años, las compañías han sido el principal comprador en términos de renta variable.
Para que tengas una idea de la importancia de esta práctica en el mercado, piensa en que el 50% de las ganancias que acumula el índice S&P hoy, provienen de estas recompras.
No obstante, las bases de este pilar parecen estar resintiéndose. De acuerdo con The Wall Street Journal:
“Las compañías realizaron una recompra de sus propias acciones en el S&P 500 por alrededor de USD 166.000 millones en el segundo trimestre, el S&P Dow Jones Indices proyectó un retroceso en este sentido, de los USD 205.800 millones registrados en el primer trimestre de 2019 y USD 190.600 millones en el mismo período del año pasado. Esas cifras marcan el nivel mínimo desde el cuarto trimestre de 2017 y el segundo trimestre consecutivo de contracción… el S&P 500 cayó casi un 7% en mayo, pero los datos de recompra sugieren que las empresas no intervinieron para respaldar los precios de sus acciones como lo hicieron durante los últimos meses de 2018”.
¿A qué se debió este comportamiento?
Evidentemente, las compañías están tomando una postura cautelosaante un panorama amenazado por la guerra comercial y una potencial desaceleración económica. En este contexto, si las empresas no salen al rescate de sus papeles en el mercado, ¿quién dará la cara?
Ciertamente, los ETFs y los fondos mutuos no van a ser la salvación.
El costo invisible de la recompra de acciones
La recompra de acciones no hace más que drenar capital de la economía productiva.
Cada dólar destinado a esta práctica es un dólar que no se invertirá en plantas de producción, en equipamiento, en investigación y desarrollo.
Es decir, un dólar menos dedicado al futuro.
En Inversor Global, estamos a favor de la libertad financiera tanto en términos individuales como desde una perspectiva individual.
Lo que una empresa hace con su dinero no es de nuestra incumbencia.
Unacompañíapuede emplear sus recursos en recompras, nuevas inversiones y demás alternativa.
Pero la moneda siempre dos caras.
La fórmula del caos
La política de recorte de tasas de interés que está llevando a cabo la Reserva Federal probablemente impulsará la actividad de recompras.
Las empresas se sentirán más confiadas al disponer de opciones para financiarse a tasas más bajas y por ende, podrán invertir en esta iniciativa y las valoraciones en el mercado accionario podrían superar los niveles actuales.
Sin embargo, esto tendrá un precio.
Y es que mientras más alto subes, más dolorosa es la caída.
Las condiciones financieras actuales se presentan como las más idóneas de los últimos 25 años.
Los principales índices bursátiles se ubican a escasos pasos de superar sus máximos históricos.
Pero, ¿este comportamiento del mercado accionario está basado en fundamentos reales o estamos frente a una burbuja?
Sin duda alguna, la recompra de acciones y la popularización de la inversión pasiva tienen mucho que ver. Cuando una compañía recompra sus acciones, reduce el número de papeles en circulación y en consecuencia, las ganancias por cada acción es mayor. Esto se evidencia en la suba en el precio del activo.
Este incremento en la cotización tiene lugar sin que exista un aumento proporcional en el rendimiento o rentabilidad de la empresa en cuestión.
De hecho, las recompras eran ilegales hasta la década de los 80.
Y si tenemos en cuenta que solo para efectos de las acciones que conforman el S&P, esta práctica alcanzó un récord de USD 806.000 millones el año pasado, superando el récord de 2007 de USD 589.000 millones, podemos hacernos una idea de la magnitud del riesgo que acecha al mercado.
Y no olvidemos que a esto se suma la amenaza de la inversión pasiva y la falta de liquidez que la acompaña.
Existen medidas que puedes tomar para evitar que un eventual colapso del mercado vinculado a estos dos factores te afecte significativamente.
Lo primero que debes hacer es separarte de la manada y para ello, tienes reducir al máximo tu exposición a los activos que conforman la inversión pasiva.
No te dejes llevar por las modas en el mercado. Focalízate en las oportunidades financieras de alto potencial identificadas por medio del análisis e investigación.
Encontrarás una gran variedad de alternativas que cumplen con estos parámetros en los diferentes servicios que forman parte de Inversor Global. ¡Buen jueves!
Zorely Eljouri