Una vez que las personas quedan atrapadas en el proceso de “pago de cuentas de por vida”, se vuelven como esos pequeños hámsters que corren alrededor de una rueda metálica. Mi invitación es a marcar una ruta a través del camino de qué habilidades quieres adquirir antes de elegir una profesión específica y luego encontrarte atrapado.
Por Robert Kiyosaki
Hace unos días, mi auto no funcionaba muy bien.
Lo dejé en un taller y el mecánico, un chico joven, lo reparó en solo unos minutos. Supo lo que estaba mal simplemente escuchando el motor.
Impresionante.
Siempre me sorprende lo poco que ganan las personas con talento.
Hace unos días hablamos de los problemas que enfrentan las personas al elegir universidades y tomar las mejores decisiones financieras por sí mismas después de haberlo hecho.
En mi vida he conocido a personas brillantes y altamente educadas que ganan menos de USD 20.000 al año.
Hace un tiempo un consultor de negocios que se especializa en medicina me contaba sobre cuántos médicos, dentistas y quiroprácticos tienen dificultades financieras. Todo lo contrario de lo que esperaban cuando eligieron esos caminos.
Fue este consultor de negocios quien me dio la frase: “Les falta algo para alcanzar la riqueza”.
Lo que esto significa es que la mayoría de las personas solo necesitan aprender y dominar una habilidad en particular, más allá de sus trabajos, y sus ingresos podrían aumentar exponencialmente.
He dicho con anterioridad que la inteligencia financiera es una sinergia entre contabilidad, inversiones, marketing y leyes. Combinar esas cuatro habilidades técnicas y ganar dinero a través del dinero es más fácil de lo que la mayoría de la gente cree.
El problema es que cuando se trata de dinero, la única habilidad que la mayoría de la gente conoce es trabajar duro.
Cuando saqué mi primer libro, “Si quieres ser rico y feliz, no vayas a la escuela”,un editor sugirió que cambiara el título a “La economía de la educación”.
Le dije al editor que, con un título como ese, vendería dos libros: uno a mi madre y otro a mi mejor amigo.
En cambio, el título detestable, Si quieres ser rico y feliz, no vayas a la escuela,fue elegido porque sabíamos que obtendría toneladas de publicidad.
Soy pro educación y creo en la formación constante. De hecho, si no estuviera a favor de la educación, ¿por qué continuaría presionando para cambiar el anticuado sistema educativo en el que vivimos hoy?
Así que elegí un título que me llevaría a más programas de televisión y radio, simplemente porque estaba dispuesto a ser controversial.
Mucha gente pensó que yo era un imbécil, pero el libro se vendió, y mucho.
Mi historia educacional
Cuando me gradué de la Academia de la Marina Mercante de Estados Unidos en 1969, mi padre educado estaba feliz. Standard Oil de California me había contratado para su flota de petroleros.
El sueldo era bajo en comparación con mis compañeros de clase, pero estaba bien para un primer trabajo real después de la universidad. Mi salario inicial era de aproximadamente USD 42.000 al año, incluidas las horas extra, y solo tenía que trabajar durante siete meses.
Tenía una gran carrera por delante, pero después de seis meses renuncié a la empresa y me uní al cuerpo de Marines para aprender a volar.
Mi padre educado estaba devastado. Mi Padre rico me felicitó.
En la escuela y en el lugar de trabajo, la opinión popular es la idea de especialización: es decir, para ganar más dinero u obtener un ascenso, es necesario especializarse. Es por eso que los médicos comienzan de inmediato a buscar una especialidad, como ortopedia o pediatría, cuando terminan la carrera inicial.
Lo mismo les sucede a los contadores, arquitectos, abogados, pilotos y otros.
Mi padre educado creía en el mismo dogma.
Es por eso que se emocionó mucho cuando finalmente logró su doctorado. A menudo decía que las escuelas recompensan a las personas que estudian más sobre las que estudian menos.
Mi padre rico me animó a hacer exactamente lo contrario.
Su sugerencia fue: “Tienes que saber un poco de todo”.
Es por esto que durante años trabajé en diferentes áreas dentro de sus empresas.
Él insistía en que asistiéramos a las reuniones con sus banqueros, abogados, contadores y corredores. Quería que supiéramos un poco sobre cada aspecto de su imperio.
Cuando renuncié a mi trabajo bien remunerado en Standard Oil, mi padre educado tuvo una conversación sincera conmigo.
Estaba desconcertado. No podía entender mi decisión de renunciar a una carrera que ofrecía altos salarios, grandes beneficios, mucho tiempo libre y oportunidades de ascensos.
Cuando me preguntó: “¿Por qué renunciaste?” No podía explicárselo, aunque me esforcé. Mi lógica no encajaba con la suya.
El gran problema era que mi lógica era la lógica de mi padre rico.
La seguridad laboral significaba todo para mi padre educado. Aprender significaba todo para mi padre rico.
Mi padre educado pensaba que había ido a la escuela para aprender a ser un oficial de barco.
Mi padre rico sabía que lo había hecho para estudiar comercio internacional.
También quería aprender a dirigir tropas.
Mi padre rico siempre me explicaba que la parte más difícil de dirigir una empresa es administrar personas. Él había pasado tres años en el ejército, mientras que mi padre educado se había eximido.
Mi padre rico valoraba el hecho de aprender a dirigir a los hombres en situaciones peligrosas. “Ahora lo que necesitas aprender es liderazgo”, decía. “Si no eres un buen líder, te dispararán por la espalda, al igual que lo hacen en los negocios”.
Aunque me encantaba volar, al regresar de Vietnam en 1973 renuncié a mi comisión y encontré un trabajo en Xerox Corp. Me uní a la empresa por una razón y no fue por los beneficios. Yo era una persona tímida y la idea de vender era para mí el tema más aterrador del mundo. Y Xerox tenía uno de los mejores programas de capacitación en ventas en Estados Unidos.
Mi padre rico estaba orgulloso de mí. Mi padre educado estaba avergonzado.
Trabajé en Xerox durante cuatro años hasta que superé mi miedo a tocar puertas y ser rechazado.
Una vez que pude estar constantemente entre los cinco primeros en ventas, volví a renunciar y seguí adelante, dejando atrás otra gran carrera con una excelente compañía.
En 1977 formé mi primera empresa.
Mi padre rico nos había preparado a Mike y a mí para asumir el control de una empresa.
Así que ahora tenía que aprender a formarlas.
Mi educación formal estaba completa, y era hora de poner a prueba mis alas. Si fallaba, me iría a la quiebra.
Mi padre rico pensó que era mejor quebrar antes de los 30. “Así todavía tienes tiempo para recuperarte”, fue su consejo.
En la víspera de mi cumpleaños número 30, mi primer envío salió de Corea para Nueva York.
Hoy en día, todavía hago negocios a nivel internacional. Y como mi padre rico me animó a hacer, sigo buscando oportunidades en las naciones emergentes.
Hay un viejo cliché en inglés que dice que la palabra “trabajo” (en inglés, JOB) es un acrónimo en Just Over Broke (algo así como “justo por encima de no estar quebrado”).
Lamentablemente, diría que eso se aplica a millones de personas. Debido a que la escuela no cree que la inteligencia financiera sea algo que valga la pena enseñar, la mayoría de los trabajadores viven dentro de estrechas posibilidades.
Trabajan y pagan las cuentas.
Hay otra horrible teoría de la administración que dice: “Los trabajadores trabajan lo justo como para no ser despedidos, y los dueños pagan lo justo como para que los trabajadores no renuncien”.
Y si nos fijamos en las escalas salariales de la mayoría de las empresas, una vez más, diría que hay un importante grado de verdad en esa afirmación.
El resultado neto de todo esto es que la mayoría de los trabajadores nunca salen adelante.
Hacen lo que se les ha enseñado a hacer: obtener un trabajo seguro y punto.
La mayoría de los trabajadores se enfocan en trabajar por salarios y beneficios que los recompensan a corto plazo, pero que a menudo son desastrosos a largo plazo.
En cambio, recomiendo a los jóvenes que busquen trabajo por lo que aprenderán, más de lo que ganarán.
Marca una ruta a través del camino de qué habilidades quieres adquirir antes de elegir una profesión específica y luego encontrarte atrapado en la “Carrera de Ratas”.
Porque una vez que las personas quedan atrapadas en el proceso de pago de cuentas de por vida, se vuelven como esos pequeños hámsters que corren alrededor de una rueda metálica.
Sus patitas peludas giran furiosamente, la rueda gira rápidamente, pero mañana a la mañana estarán aún en la misma jaula.
Gran trabajo.
Los ricos a menudo preparan a sus hijos o los hijos de oRobert Kiyosaki, autor del bestseller Padre Rico Padre Pobre y otras 25 guías financieras, ha desarrollado su carrera trabajando como educador financiero, empresario, exitoso inversor, magnate de bienes raíces y orador motivacional, mientras dirige Rich Dad Company.tros para la vida. Al hacerlo, sus hijos obtienen un conocimiento general de las operaciones de sus negocios y de cómo se interrelacionan los distintos departamentos que forman sus empresas.
Así es como te vuelves financieramente alfabetizado. Y cómo te haces rico.
Saludos,
Robert Kiyosaki.