Los bancos centrales están alejándose del endurecimiento. Esto significa más dinero gratis para todos. Una vez más, eso implica un estímulo para los mercados que se debe recoger con pinzas.
Por Nomi Prins
En el mundo de la Reserva Federal y sus mecanismos de manipulación del mercado, ahora existe un término coloquial conocido como “Put Powell” o “Pivote Powell”.
Es una referencia directa al presidente de la Fed, Jerome Powell. Antes de tomar las riendas de la Reserva Federal, Wall Street ya refería a las políticas de otros presidentes con frases como “Put Greenspan”, “Put Bernanke” y “Put Yellen”.
En pocas palabras, el término señaliza el hecho de que si los mercados caen demasiado, la Reserva Federal dará un paso al frente y tratará de salvar el día. Un “put”, en el mundo de las opciones financieras, es una suerte de póliza contra una caída en los precios.
Y hoy en día el “Put Powell” es la póliza que tienen los inversores de que la Fed dirá presente y estimulará los mercados si es necesario.
Los mercados tenían tiempo esperando a que se materializara. Sin embargo, Powell ya había mencionado antes la necesidad de incrementar las tasas de interés, a fin de darle a la Fed “suficientes municiones para combatir la próxima crisis”. Asimismo, los balances del banco central también tendrían que contraerse al punto de que tengan suficiente espacio para expandirse si fuera necesario.
Sin embargo, con el alza en las tasas en diciembre –ocurrida en un mercado que atravesaba una corrección severa que casi culminó en un mercado bajista, cada vez había más preocupación de que el Put Powell en realidad nunca llegaría. Asimismo, el propio Powell mencionó que las reducciones de balances, o el “endurecimiento cuantitativo”, se ejecutarían en “piloto automático”.
Los mercados cayeron tras sus comentarios. Sin embargo, el 4 de enero, después de que las acciones cayeron casi un 20%, el “Put Powell” finalmente saltó a escena.
En comentarios dirigidos a la Asociación Económica Estadounidense, Powell dijo que estaba “preparado para ajustar la política de manera rápida y flexible”.
Y en cuanto a la reducción de balances que en noviembre estuvo en piloto automático, señaló lo siguiente:
“No vacilaríamos para cambiarla”.
Posteriormente, Powell enfatizó la importancia de la “paciencia” en las condiciones actuales. A partir de entonces el Dow ha mantenido su ascenso, gracias a la actitud moderada del presidente de la Fed. De hecho, de todos los eneros de los últimos 30 años, el pasado fue sin dudas el mejor. Si el rallycontinúa, el mercado no tardará en intentar perforar sus máximos de principios de octubre pasado.
Lo que esto significa es que la Fed no incrementará las tasas en el corto plazo. Como ya ha explicado mi colega Jim Rickards, “paciencia” no es solo una palabra cualquiera. Es, de hecho, una señal del banco central estadounidense hacia los mercados de que no incrementará las tasas en el corto plazo, y de que avisará cuando planee hacerlo de nuevo.
Siempre y cuando sigan llegando obstáculos económicos de todo el mundo, es poco probable que la Reserva Federal reduzca sus balances agresivamente. Eso, a su vez, implica que el dark money, que es como me gusta llamar a este dinero inventado por y para Wall Street, aún podrá impulsar los mercados.
Hay dos formas principales con las que la Reserva Federal puede liberar este dark money al sistema financiero. La primera, es manteniendo las tasas de interés (o el llamado “costo del dinero”) a niveles bajos o incluso en cero. La otra, es por medio de la flexibilización cuantitativa o compra de bonos, a través de lo cual la Reserva Federal crea dinero electrónicamente y se lo da a los bancos, quienes a su vez emplean este capital para comprar bonos del Tesoro o hipotecarios.
La primera vez que la Fed redujo las tasas de interés a cero fue en los días de la crisis financiera. Supuestamente, esta fue una medida de emergencia del Banco Central para inyectar dinero al sistema, pues los bancos ya no estaban otorgando préstamos. Además, se efectuó un proceso de QE, ya que las medidas relacionadas a las tasas simplemente no eran lo suficientemente efectivas. Y una vez más, supuestamente, se suponía que esto fue solo una política de emergencia.
Sin embargo, ya vimos cómo reaccionó el mercado de valores cuando Powell dijo que el QT se ejecutaría en “piloto automático”. Ahora, la Reserva Federal está lista para finalizar sus planes para dejar sus balances a niveles mucho más altos de lo que se había previsto anteriormente. Nuevamente, eso implica soporte adicional para los mercados.
Hace poco, y tal y como discutimos recientemente en El Inversor Diario, la Presidenta del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, Mary Daly, sugirió que la Fed podría usar sus balances generales como un instrumento recurrente y rutinario a la hora de encaminar la economía, no solo como una medida de último recurso para usar en emergencias.
Eso significa que lo que alguna vez fue solo una medida de emergencia, hoy podría convertirse en otra herramienta política de la Fed, si es que sus medidas convencionales de tasa de interés no son suficientes para estimular una economía estancada. Tendremos que esperar y ver si esta idea gana toma vuelo dentro de la Reserva Federal. De cualquier modo, reducir sus balances generales a niveles “normales” ya no es una prioridad para Powell y compañía.
Sin embargo, la Reserva Federal no es la única que está poniendo en pausa los ajustes adicionales. Los bancos centrales de todo el mundo también han estado recalibrando sus políticas, a fin de que reflejen un contexto económico más débil.
Como reportó hace poco un artículo del Wall Street Journal, “los jefes de los bancos centrales han orientado sus comunicaciones y mensajes hacia una pausa en el endurecimiento, en lugar de comenzar nuevos programas de estímulo”.
Los bancos centrales de Corea del Sur, Malasia, Indonesia y Canadá –que aumentaron las tasas el año pasado– ahora están cuestionando tales planes. La semana pasada, el Banco de Japón y el Banco Central Europeo también indicaron que las tasas negativas se mantendrán en el futuro cercano.
La simple verdad es que todo esto gira entorno a los US$21 trillones de dark money creados y distribuidos por los principales bancos centrales del mundo en la última década. Los períodos de volatilidad, incluida la corrección de casi el 20% del año pasado, se relacionan directamente con los miedos a que desaparezcan los suministros de dark money.
Estos factores seguirán sembrando el temor y causando volatilidad intermitente este año –pero el complot del dark money no irá a ninguna parte. Si bien habrá uno que otro ascenso en las tasas, así como ajustes modestos a los libros con enormes cantidades de activos, las condiciones generales seguirán siendo las mismas. Este año, prepárate para que, en promedio, los principales bancos centrales terminen el año con sus libros en los mismos tamaños que tenía al comienzo de 2019.
Una vez más, eso implica un estímulo para los mercados, todo gracias a este torrente de capital “oscuro”.
Lo cierto es que ésta es la sangre que circula por las venas del actual sistema financiero que, recordemos, está arreglado desde el principio. El dark moneyimpulsa tanto al alza como a la baja mercados enteros y es el causante principal de las burbujas financieras de la actualidad.
En Wall Street, el conocimiento de la existencia del capital oscuro y el acceso a éste se traduce en billones de dólares todos los años, fluyendo en –y alrededor de– los mercados mundiales de acciones, bonos y derivados.
Esto lo aprendí de primera mano en mi carrera en Wall Street. El primer año en el que trabajé completamente en Wall Street fue 1987. En ese entonces no hablaba de “dark money” o complots de los bancos centrales. Recién daba mis primeros pasos en este mundo.
Eventualmente, sin embargo, descubrí cómo funcionaba el sistema realmente, y cómo el dark moneyha corrompido el sistema financiero y ha fomentado la codicia, generando crisis como la vista en 2008. Cuando me mudé a Europa para crear y dirigir el departamento de análisis de Bear Stearns London, trabajando como directora gerente senior, pude ver por primera vez cómo fluía el dark money. Asimismo, vi cómo sus efectos se esparcían más allá de las fronteras nacionales.
Primero, éste fluye por los bancos privados e instituciones financieras más grandes. Desde ahí, se extiende en infinitas direcciones (o al menos así parece), afectando diferentes activos financieros de varias formas distintas.
Sin embargo, estos flujos de dark money se expanden por todo el mundo siguiendo un patrón de poder, influencia y, por supuesto, riqueza de grupos selectos. Ser parte de la élite del dinero oscuro implica tener control directo sobre muchísimos individuos.
Atención: todo esto no se basa en teorías conspiratorias. Por el contrario, las alianzas así en realidad tienen mucho sentido y operan a la vista de todos. Y aún mejor, sus hazañas y las consecuencias posteriores son totalmente predecibles, pero solo si entiendes realmente cómo funciona el sistema y sigues los flujos del dark money.
La simple realidad es que el capital oscuro gobierna el mundo, y podría mantener el mercado alcista por los aires por más tiempo de lo que la mayoría espera, a pesar de que el revés eventual sería catastrófico.
Saludos,
Nomi Prins
Nomi Prins es una autora, periodista y conferencista. Es editora de Nomi Prins’ Dark Money Millionaire para Agora Financial en Estados Unidos y colaboradora de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones en el mundo de habla hispana. Trabajó como directora administrativa en Goldman-Sachs y Directora de Administración Senior en Bear Stearns, además de ser estratega senior en Lehman Brothers y analista en Chase Manhattan Bank.