La economía global se basa en la deuda. Y, desafortunadamente, este basamento no resistirá por mucho tiempo más.
Por Nomi Prins
La semana pasada asistí a varias reuniones de alto perfil con miembros del Congreso y el Senado en Washington D.C.
Y hubo un tema particular sobre el que los representantes de ambos partidos concordaban: cómo proteger la economía actual.
A puertas cerradas, hemos estado trabajando en formas de proteger al sistema económico de la sombra de los bancos “demasiado grandes para car”, así como en métodos para que Estados Unidos pueda financiar mejor sus proyectos de infraestructura. Se trata de iniciativas que en este país le deberían importar a todos los políticos.
Nomi Prins antes de entrar a la Oficina del Senado Dirksen, en Washington D.C., para hablar sobre los bancos en Wall Street y riesgos financieros.
Y en el mundo, a cualquiera que mire a Estados Unidos como el lugar para diversificar sus ahorros e inversiones.
Esto, porque bajo el capó de la economía existe un sistema financiero que está fuertemente influenciado por la Reserva Federal. Es exactamente por eso que tanto las figuras políticas como los medios intentan comprender constantemente en qué dirección se irá moviendo el sistema en su conjunto.
Luego de eso estuve en los estudios de Fox Business para discutir sobre economía, la Fed y lo que sus movimientos significan para los mercados.
Tras la cámara, entramos en una discusión similar a la que tengo con “los muchachos de Washington”. Charles Paynes, el anfitrión de Fox, me pidió mi opinión general sobre el nuevo Presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Payne sabía que mi postura con respecto al sistema de dark money no es más que un enorme banco artificial y un estimulante de mercado.
Le dije que Powell en realidad tenía un buen sentido de balance en lo que refiere a sus medidas sobre las tasas de interés y el tamaño de los libros de la Fed. Powell entiende las repercusiones que tendrían un incremento demasiado alto o agresivo a las tasas en la economía global y los mercados.
Los inversores más inteligentes saben que debido a que todo en este mundo está conectado, si la economía estadounidense se mete en problemas, el mundo entero sentirá el sacudón.
Es por eso que pude predecir que la Fed incrementaría las tasas de interés por 25 puntos básicos hace un par de semanas, cosa que sí ocurrió. Sin embargo, ahora hay aún menos razones para creer que la Fed vuelva a subirlas en la reunión de diciembre de este año.
¿Por qué?
Para empezar, Powell dejó bien en claro que no ve el ascenso de la inflación como una amenaza. Segundo, a pesar de que el crecimiento del PIB en el trimestre fue relativamente alto, la realidad es que gran parte de esa expansión vino de los gastos relacionados a la preparación para la guerra comercial.
Otro problema es que una parte importante del crecimiento del PIB estadounidense se origina de la deuda. Y cuando el problema real es la deuda, la cifra récord de deuda en la economía estadounidense nos dice que la Fed probablemente tendrá que cambiar de curso tarde o temprano.
Too big to fail
En un momento en el que Estados Unidos está “celebrando” la caída de mi antiguo empleador, Lehman Brothers, así como los rescates gubernamentales hacia los bancos, la estructura de las entidades bancarias más importantes en realidad no ha cambiado. Siguen siendo “demasiado grandes para caer”.
Estas entidades recibieron subsidios y dark money para salir de sus tumbas y aparentar de nuevo estar en una posición saludable. Sin embargo, no se puede decir lo mismo para todo el mundo.
Porque los que ahora tienen en sus hombros toneladas de deuda son los consumidores estadounidenses –y esto ocurre a intereses mucho más altos de los que les dieron a los grandes bancos y las corporaciones.
A fin de subsistir y no sucumbir a la crisis de hace tiempo, ahora existen cuatro pilares de deuda principales que han llegado a niveles récord.
Según señala un reporte reciente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, la totalidad de la deuda de los consumidores actualmente está a niveles más altos de los que estaba justo antes de la crisis financiera.
Si desglosas lo que la deuda realmente es, puedes comprender con exactitud cómo atravesar del mundo de las finanzas, a la vez que entiendes mejor tu propio portafolio y haces inversiones más sensatas.
Estos son los cuatro pilares:
Deuda general por familia. El estado actual de la deuda por familia, que como su nombre indica toma en consideración la deuda total de una familia, sigue siendo muy precario. Según una encuesta financiera hecho por la Fed en 2017, “aproximadamente un cuarto de los adultos estadounidenses no cuentan con ahorros de jubilación. Y un 41% dice no tener suficientes ahorros para cubrir un gasto de emergencia de solo US$ 400”.
Los niveles generales de deuda de los consumidores han llegado a un nuevo récord. Ahora son unos US$ 618.000 más altos de lo que fueron previo a su cúspide de US$ 12,68 billones durante el tercer trimestre del 2008 –justo antes de que se desencadenara la crisis.
Los préstamos totales de los estadounidenses alcanzaron los US$13,29 billones durante el segundo trimestre de este año. Eso está unos US$454.000 millones por encima de los niveles del año pasado. La realidad es que los préstamos han crecido durante 16 trimestres consecutivos.
Deuda de tarjetas de crédito. Los préstamos totales basados en las tarjetas de crédito en los Estados Unidos crecieron por US$45.000 millones en este año, alcanzando un total de US$829.000 millones.
A pesar de las tasas bajas para los bancos, la tasa promedio de pago de intereses para las tarjetas de crédito del país es de un 15,5%. Hace solo cinco años ese porcentaje era de 12,5%. Y sin embargo, la gente sigue endeudándose.
La cifra total de deuda por tarjetas de crédito ahora está en la cifra récord de US$ 1,04 billones, por encima de su nivel más alto de 2008.
Solo durante 2017 los deudores han tenido que pagar la dolorosa cantidad de US$ 104.000 millones en intereses y comisiones de sus tarjetas de crédito.
Esa cifra está un 11% por encima de los niveles del año anterior, y un 35% por encima de su nivel de hace cinco.
Deuda de préstamos estudiantiles. Durante mis reuniones en Washington e incluso cuando me reunía por personalidades de los medios, la deuda siempre fue uno de los temas de preocupación principales. La realidad es que los préstamos estudiantiles no pueden recibir el estatus de bancarrota, por lo que son mucho más complejos a la hora de analizarlos junto a la economía estadounidense.
En este momento, la cifra total de préstamos estudiantiles creció hasta los US$ 1,41 billones en el segundo trimestre del 2018. Desde que comenzó la crisis financiera, ese número se ha casi que triplicado y la deuda de los préstamos estudiantiles ahora es el segundo tipo de deuda más grande entre los consumidores.
Esa enorme cantidad de responsabilidades de pago le hacen más difícil a los egresados universitarios encontrar trabajos que les ayuden a aliviar los costos de su educación. Eso también significa que aquellos con préstamos estudiantiles tendrán menos dinero para aportar en la economía –lo que tendrá un impacto en el crecimiento general del país.
La deuda de automóviles. Si bien los crecientes costos de fabricación de automóviles en los Estados Unidos sí ha tenido un impacto en el sector automotriz, lo cierto es que no ha impedido que los consumidores pidan préstamos para seguir comprando.
La cantidad total de deuda relacionada a autos en los Estados Unidos se ha disparado hasta los US$ 1,24 billones. Esa cifra está unos US$ 48.000 millones por encima de la cifra de hace solo un año.
La razón por la que este sector es tan importante en este momento es el hecho de que gran parte de los préstamos relacionados son de categoría subprime. Esta clase de préstamos de alto rendimiento fueron los que causaron la última crisis financiera –solo que la última vez, se estaban entregando a prestatarios de hipotecas.
La tasa de impagos de los préstamos ya está a niveles más altos de los vistos durante la crisis. El sector de préstamos para autos seguirá siendo una de las señales más importantes a la hora de esperar un colapso económico.
Ahora que nos estamos adentrando a las fiestas de fin de año, estos cuatro desencadenantes de deuda son incluso más importantes.
Las compañías a las que los consumidores les compran bienes y servicios, especialmente artículos más bien grandes, podrían tener una temporada de fiestas más bien decepcionante.
Cualquier negocio que se enfrente a costos adicionales probablemente le sume esos costos al precio de los consumidores. Eso podría llegar en la forma de gastos de transporte (envíos, shipping) necesario para enviar productos a la puerta de los estadounidenses. Las firmas que trabajen con ese modelo de negocio podrían tener problemas. Los costos adicionales y las logísticas implícitas dictan que mientras más grande sea el producto, mayores serán los costos de envío –lo que suma a la deuda general.
Lo que se espera entonces es que los consumidores sean selectivos con sus compras de fin de año, tanto por sus niveles de deuda y por la necesidad de economizar sus finanzas personales. Es por eso que las acciones de retailers como L Brands, Floor & Decor Holdings y Michaels Companies han caído más de un 30% año a fecha.
La economía estadounidense descansa sobre los endebles pilares de la deuda. Si uno de ellos colapsa, la superinfraestructura entera podría seguir sus pasos.
Saludos,
Nomi Prins
Para El Inversor Diario
Nomi Prins es una autora, periodista y conferencista. Es editora de Nomi Prins’ Dark Money Millionaire para Agora Financial en Estados Unidos y colaboradora de Inteligencia Estratégica para Agora Publicaciones en el mundo de habla hispana. Trabajó como directora administrativa en Goldman-Sachs y Directora de Administración Senior en Bear Stearns, además de ser estratega senior en Lehman Brothers y analista en Chase Manhattan Bank.