Compartimos contigo 3 consejos clave para evitar caer en las trampas del mercado.
Por Felipe Ramírez
Todo el mundo es un genio durante los mercados alcistas.
Uno pone la plata, la ve multiplicarse y se siente invencible.
Todos los que llevamos algún tiempo en esto lo hemos vivido. Sobre todo en los últimos tres o cuatro años.
Pero la semana pasada vimos (y vivimos) cómo el mercado se sacudía como no lo había hecho desde 2011.
Y muchos entraron en pánico.
Así que voy a contarte algo que me sucedió hace un par de años. Mi objetivo es que no te suceda a ti también.
Porque, lo sé, en momentos como éstos es muy fácil perder el control…
Una historia de des-diversificación
Me había armado una pequeña cartera de 8-10 acciones, algunas conservadoras, otras más agresivas.
Y todo iba muy bien, llevaba una ganancia de alrededor de 25% en dólares en menos de un año.
Con esa tenencia comencé a ver patrones que luego me di cuenta que sólo existían en mi cabeza. Comencé a pensar en “lo que perdía” por no haber hecho operaciones de corto con algunos papeles que estaba monitoreando.
Entonces vendí todas mis posiciones y comencé a entrar en acciones que pensé que iban a subir en el corto plazo. A mirar gráficos y sólo pensar en los gráficos.
Algunas de estas acciones subieron y vendí rápido, para tomar ganancias.
Ahora, de las que no subieron, hubo dos grupos…
Un par se quedaron planas. Y como me aburrí porque no pasaba nada, vendí para entrarle a otras que se veían más “sabrosas”.
Pero las otras que no subieron no se quedaron allí: se hicieron pomada.
Como no quería esperar la recuperación, vendí rápido, a pérdida, para buscar mejores oportunidades.
Mira lo que pasó con una de éstas de las que me salí rápido porque el análisis técnico así lo indicaba:
En definitiva, perdí capital con las quje bajaron, y con la que quedaron planas y las que subieron me gasté una fortuna en comisiones por estar comprando y vendiendo como un loco.
Resultado: en más o menos un mes perdí todo lo que había ganado en un año, y más que eso.
Pero me sirvió para aprender la lección. Lo agradezco, porque conozco a muchos que nunca la aprenden. Volví a armar un portafolio diversificado y basado en los fundamentales de las empresas. En 4 meses recuperé lo perdido y desde entonces es todo ganancia.
Incluso mantuve la calma durante las turbulencias de la semana pasada.
Confío en los fundamentales de mi elección y por ahora no pienso vender ni tocar nada. Por ahí me perdí uno que otro trade, pero ahora duermo tranquilo y no le estoy regalando plata a mi broker.
Para jugar está el pequeño porcentaje de mi cartera que se divierte con las criptomonedas…
Tres consejos para evitar trampas
Como cierre, me gustaría dejarte tres consejos claros de uno que aprendió por las malas:
1. Elimina la mentalidad de jugador de tus inversiones
Está bien correr riegos que te pueden dar enormes ganancias (como puedes ver, arriba hubo una oportunidad desperdiciada de 200%. No se ve eso todos los días). Pero cuando lo hagas, hazlo con una parte de tu portafolio, no con todo.
Incluso cuando estés jugando, hazlo siguiendo ciertas reglas: mantén un stop loss y un profit target, y respétalos. Cuando una acción cae hasta el nivel que habías fijado de antemano, vendes. Y cuando sube hasta lo que habías proyectado, vendes al menos el 50% de tu posición.
Si vas a jugar, hazlo con dinero que estás dispuesto a perder.
2. Evita el “sobretradeo”
Cuando todo sube es dificil pensar con claridad, y muchos inversores viven dando saltos de una acción a otra.
Y en el papel pueda parecer que estás ganando, sobre todo si manejaste buenos precios de entrada y salida. Pero cuando a esa ecuación incluyes las comisiones del broker, muchas veces te das cuenta que no valió la pena correr el riesgo.
Peor que eso, te puedes llegar a dar cuenta de que perdiste plata.
3. Controla tus pérdidas
Digamos que haces 4 operaciones. En tres de ellas ganas US$ 250 en cada una. Pero en la cuarta rompes alguna de tus reglas, aguantas y aguantas una pérdida, y terminas abajo fuerte, digamos, US$ 1.000.
En este escenario perdiste todo lo que habías ganado, y más.
El mercado está turbulento y, como decía mi abuela, “a río revuelto, ganancia de pescadores”.
Saludos,
Felipe.