No es que hay que salir corriendo y lo cambiar todo por oro, sino dedicar una porción de la cartera que debería a este activo, al igual que con la parte que debería estar en criptomonedas
Por Felipe Ramírez
El bitcoin es sin dudas la inversión especulativa más explosiva de 2017.
De un lado están los inversores que claman porque alcance los US$ 20.000 (y más allá).
Del otro, los que gritan que es una burbuja lista para reventar.
Tenemos a los gemelos Winklevoss como los primeros en superar los US$ 1.000 millones en bitcoins.
Tenemos a entidades como el CME Group y o el mercado de futuros de Chicago que no pueden esperar más para ofrecer opciones de bitcoins (CME arrancaría hoy).
Y el IRS, el servicio de recaudación tributaria de Estados Unidos, está de cabeza estudiando cómo hacer para sacar su tajada de las ganancias que se están consiguiendo con la primera criptomoneda, cobrando impuestos.
Si titulares de los medios son señal de algo, en este caso son señal de que el bitcoin se ha convertido en una mezcla de fiesta de vacaciones con la venida del fin del mundo: todos los invitados están borrachos y eufóricos, pero de alguna manera esperando el Apocalipsis.
Por eso es que me gustaría dejar un momento la fiesta y salir a la terraza para que hablemos, tranquilos, sobre el lugar que todo esto debería ocupar en tu portafolio…
El bitcoin no es un refugio
Ya he escuchado por ahí decir que “el bitcoin reemplazará al oro”.
De ser así, ¿aa el bitcoin a reemplazar el lugar que el oro debe tener en nuestro portafolio?
No, por ahora no.
La criptomoneda carece de la estabilidad y, sobre todo, de la fiabilidad necesaria para el título de “activo refugio”. A lo largo del año pasado, el bitcoin subió de US$ 758,81 a los US$ 17.000.
Estamos hablando de ganancias del 2.142%.
Pero en el camino hacia arriba, hemos visto caídas del 20%, 30% y hasta 50%.
Y el bitcoin no produce absolutamente nada. Su precio se basa enteramente en lo que otras personas quieran pagar por él. Y cuando la gente ya no esté dispuesta a pagar el precio que alcance en la próxima suba –y no dudes que sí alcanzaremos ese punto– el precio del bitcoin se desplomará una vez más.
Lo vimos un poco cuando cayó de los US$ 17 mil a US$ 14 mil.
Porque, de alguna forma, hoy el bitcoin es una apuesta –una oportunidad de arriesgar una cantidad de dinero en la creencia de que algo ocurrirá.
Eso no es un refugio.
Es especulación. Es apuesta. Es riesgo.
Éstas no son palabras que generalmente asociarías con una inversión refugio.
El objetivo de un activo refugio es que sea un espacio en donde puedas guardar tu riqueza y hacer que se mantenga (o incluso incremente) su valor durante momentos de turbulencia geopolítica, económica y/o de mercado.
Y el bitcoin aún es demasiado nuevo como para saber cómo se comportará cuando haya un nuevo derrumbe, una próxima recesión o el próximo estallido de una burbuja.
Sin embargo, sí existe una alternativa para tu patrimonio cuando el mercado caiga de nuevo.
Nada nuevo bajo el sol dorado
No hay problema, acepto las acusaciones de repetitivo.
Y me declaro “culpable”.
Porque si de refugios queremos hablar, entonces no hay nada que inventar. Lo vemos cada semana con cada entrega de Jim Rickards. El oro es hoy el único activo refugio, y lo ha sido por miles de años. El metal dorado ha demostrado una y otra vez que en tiempos de turbulencia es lo único capaz de mantener su valor.
El oro es tangible. Puedes tener y almacenar monedas, lingotes o joyas.
Cuando el futuro se ve complicado –pero complicado de verdad- no sólo los inversores, sino que todo aquel que puede, se hace del metal.
Por otro lado, el bitcoin es una serie de ceros y unos en una computadora. Solo se vuelve tangible cuando lo conviertes a otra divisa y retiras tu dinero.
Por ahora el metal no ha sido abandonado por los inversores, incluso con la fiebre del bitcoin. De hecho, ha subido casi un 10% desde principios del 2017. Sí, el Dow Jones lo dobla, pero el oro es un refugio, no busca ganarle al mercado.
Por eso los bancos suizos están negociando con el gobierno para construir nuevas bóvedas en Los Alpes: los inversores globales siguen sumando más oro a sus portafolios.
Si aún no lo has hecho, este sería un excelente momento para comenzar a hacer lo mismo.
No digo que salgas corriendo y lo cambies todo por oro. Digo que lo hagas con la porción de tu cartera que debería estar dedicada a este activo. Como digo que lo hagas con la parte que debería estar en criptomonedas.
La cabeza fría es importante, no la pierdas.
Felipe
Felipe Ramírez es Director Editorial de Agora Publicaciones