No importa si tienes un plan privado, uno estatal o una combinación de ambos, tu estrategia de retiro necesita un cambio. Pero ese cambio no pasa necesariamente por más dinero.
Hola, James Altucher acá.
Para el día de hoy, Felipe y el equipo de Agora Publicaciones me invitaron para escribirte sobre MI PROPIA opinión de la jubilación.
Y te tengo un simple mensaje: se acabó.
Todo el mito de los ahorros de jubilación se terminó.
No importa en qué país estés ni cuál sea el régimen previsional que allí existe, ya sea de capitalización privada, un sistema de reparto pay-as-you-go, o uno mixto.
Lo único claro es que la inflación va a llevarse la mayor parte de tus ahorros. Encima, para poder sacar provecho de tu plan de jubilación tienes que pasarte la mayor parte de tu vida trabajando en cosas que no te gustan.
Y de una momento al otro te das cuenta de que tienes 80 años y de que estás viviendo en una cueva en la que apenas puedes mantenerte en calor.
Entonces, ¿qué?
Bueno, yo pienso que el único plan de jubilación de verdad es escogerte a ti mismo –ya sea comenzando un negocio o plataforma, o creando un modo de vida que permita separar y guardar grandes cantidades de dinero.
Algunos podrían decir: “bueno, yo no soy un emprendedor”. Pero eso no es verdad, porque todo el mundo es un emprendedor.
La única habilidad necesaria para ser un emprendedor es tener la capacidad de fracasar. Esto implica primero tener la capacidad de tener ideas y venderlas, luego el coraje para ejecutar esas ideas y finalmente ser persistente al punto de que si fracasas, aprendas de tus errores e inicies una nueva aventura.
O también puedes ser un emprendedor dentro de tu espacio de trabajo, lo que yo llamo un “emple-prendedor”: toma el control sobre a quién le reportas, sobre lo que haces y sobre lo que creas.
No hagas nada más lo que acordaste cuando fuiste contratado. Así se hacía a la antigua. Ve más allá.
También puedes comenzar un negocio aparte. Ofrécele a alguien valor –cualquier valor, tienes que encontrar el tuyo- y cuando comencé a funcionar verás cómo va creciendo hasta convertirse en una carrera.
La otra opción es quedarte en un trabajo en el que tu jefe te menosprecia, donde te paga apenas lo suficiente para sobrevivir y donde al final serás reemplazado. Esa es la vida de un pez en el anzuelo, luchando antes de morir.
Tú y yo tenemos las mismas 24 horas todos los días. ¿Es así como quisieras gastar las tuyas?
Ya puedo escuchar las excusas que suenan en tu cabeza, porque las he visto todas antes:
“Soy muy viejo…”
“No soy creativo…”
“Necesito la seguridad…”
“Tengo que criar a mis hijos…”
Una vez estaba en una fiesta, cuando de repente alguien me dijo: “¿James? ¡¿Cómo estás?!”
“¿Qué? ¿Quién eres?”, pensé.
Le dije: “¡Hey! Bien, sí, me está yendo bien”. No tenía idea de con quién hablaba.
¿Por qué me estaba hablando esta mujer? Yo soy demasiado feo. Me tomó unos minutos de conversación falsa hasta que me di cuenta de quién era.
Se trataba de una mujer desaliñada y descuidada que habían despedido hace seis meses del lugar donde yo trabajaba. Cuando eso pasó, lloró y recogió sus cosas de su cubículo. En ese entonces no estaba en forma, parecía tener 30 años más de lo que de verdad tenía y su vida se estaba yendo por del drenaje.
Hasta que se dio cuenta de que estaba libre de su jaula…
Le pregunté: “¿qué estás haciendo ahora?”
“Oh ya sabes, lo usual”, me dijo. “Consultoría”. Luego unas personas dijeron “yo no podría simplemente irme y comenzar a dar consultoría. ¿Qué es eso?”.
Cuando alguien dice eso mi respuesta es “Ok, estoy de acuerdo”. ¿Quién soy yo para andar discutiendo?
Si alguien insiste en que debería estar en una prisión a pesar de que la puerta está totalmente abierta, entonces no voy a discutir. Está en total libertad de quedarse encerrado.
Porque gente dice: “¡no puedo renunciar así como así! Tengo deudas que pagar”.
No hay ningún problema con comenzar con pasos pequeños. Entiendo. Nadie aquí está diciendo que renuncies hoy mismo.
Antes de que los humanos comenzaran a correr maratones, tuvimos que aprender a gatear, luego a dar pasitos cortos, caminar y luego correr. Luego hicieron ejercicio todos los días y se mantuvieron saludables. Todo esto para luego correr un maratón (es posible que no tenga idea de lo que estoy hablando, ya que no puedo correr más de 3 km sin desmayarme y agonizar).
Sin embargo, sí sé que si haces una lista de todos su sueños en este momento, podrías comenzar a dar esos primeros pasos.
Quiero ser un autor best-seller…
Quiero reducir mis necesidades materiales…
Quiero estar libre de las preocupaciones a las que he sucumbido toda mi vida…
Quiero mantenerme saludable…
Quiero ayudar a todos a mi alrededor y a aquellos que entren en mi vida…
Quiero que todo lo que yo haga sea una fuente de soporte para otros…
Quiero rodearme únicamente de gente que amo y que me ama…
Estas no son estrategias: son temas.
¿Y qué es lo que tengo que hacer para poner todos esos temas en práctica cada día?
Bueno, todo empieza desde que despiertamos. Me pregunto: “¿a quién puedo ayudar el día de hoy?”.
Ni bien abro los ojos, le pregunto a la oscuridad de mi cuarto: “¿a quién quieres que ayude hoy?”.
Soy como un agente secreto esperando mi misión.
Así que es cómo empiezas a dar los primeros pasos.
Así es como eventualmente llegas a la libertad…
Y así es como, sin darte cuenta, estarás sembrando las semillas de una gran jubilación.
Por una vida mejor,
James Altucher