Los inversores deberían actuar ya mismo para reducir su exposición a las acciones, establecer posiciones selectivas que apuesten a la baja de algunos de estos activos, e incrementar sus posiciones en activos refugio como del Tesoro a 10 años, oro, plata y dinero en efectivo.
Por Jim Rickards
La semana pasada alguien detonó una bomba de hidrógeno, y no hablo de Corea del Norte: fue Estados Unidos.
Aunque no me refiero a una bomba física: fue una bomba financiera.
La guerra económica tiene sus propias armas, tácticas y comandantes, de la misma forma que las guerras violentas tienen las suyas. En los enfrentamientos financieros el Comandante en Jefe es el Secretario del Tesoro, y sus armas incluyen congelación de cuentas, sanciones y una lista negra en la que ninguna compañía o individuo quiere estar.
¿Y cuál es el equivalente de una bomba de hidrógeno en el campo de batalla financiero?
Una prohibición y exclusión total del sistema de pagos basados en el dólar. El dólar representa el 60% de las reservas mundiales, 80% de los pagos alrededor del mundo y casi el 100% de las ventas mundiales de petróleo. Sacarle a alguien el acceso a esta divisa sería como cortarle el suministro de oxígeno a un paciente en cuidados intensivos: simplemente no duraría mucho tiempo.
Estas fueron exactamente las amenazas que el Secretario del Tesoro de Estados Unidos le hizo a China el 12 de septiembre. Amenazó al Gigante Asiático con despojarle el acceso al sistema de pagos basado en el dólar si el mismo no le imponía a Corea del Norte nuevas sanciones en la ONU, todo con intención de obligar a la contenciosa nación de detener su desarrollo nuclear armamentista.
El problema es que a Corea del Norte no le importa. En este momento se encuentra en “modo fuga”, a toda marcha directo hacia conseguir armamento nuclear de capacidad intercontinental. No pretende esconderse más allá de las medidas de seguridad estándar de este tipo de proyectos y, además, no tiene interés en utilizar estas armas nucleares como pieza de negociación para aliviar la presión de sus sanciones o recibir beneficios económicos.
Corea del Norte podría obtener todo esto simplemente llamando a Estados Unidos y accediendo a detener su programa nuclear y permitir una (bien justificada) inspección. Y sin embargo, no han tocado el teléfono sino el botón de lanzamiento.
De igual forma, China no impondrá sanciones más allá de lo estrictamente superficial. Bajo ningún concepto irán tan lejos como espera Estados Unidos.
Lo que ocurre es que China teme que una Corea del Norte desestabilizada pueda terminar reestructurándose bajo la influencia surcoreana y estadounidense. Además, le preocupa que una ola importante de refugiados norcoreanos vaya directo a su territorio, y China ve esta situación como un problema de los estadounidenses, no suyo (de la misma forma que Rusia).
Una guerra entre los Estados Unidos y Corea del Norte, de hecho, no sería lo peor que le pueda pasar a China. Ese enfrentamiento le pasaría una enorme factura a los involucrados y a Japón, rivales importantes que tiene China en la carrera por el control de Asia oriental. Además de que al gobierno chino le preocupa mucho su imagen frente al mundo.
Debido a las fuertes declaraciones emitidas por el Tesoro estadounidense, China no puede simplemente echarse para atrás sin que su imagen como superpotencia mundial no se vea afectada. En una era en la que el poder del Gigante Asiático parece estar ascendiendo hacia el dominio mundial, China no puede darse el lujo de perjudicar su imagen.
Pero esta es la cuestión:
Prohibirle a China el acceso al dólar sería el equivalente a un default selectivo de la deuda que tiene el Tesoro de Estados Unidos con ese país.
China tiene más de un 1 billón de dólares en activos de deuda del gobierno estadounidense. Esos securities son pagados a vencimiento y pasan a través del sistema de pagos con dólares, mismo que está administrado por el Tesoro estadounidense y el agente fiscal de la Reserva Federal. Negarle acceso al Gigante Asiático al dólar sería, en términos prácticos, congelar el portafolio de securities de su gobierno.
Estados Unidos cuenta con esas reservas de dólares líquidos para rescatar a su propio sistema bancario en problemas, así como para defender su divisa nacional. Entonces, las implicaciones de sacar a China de los pagos a base del dólar son, sin lugar a dudas, casi inconmensurables.
Así que el curso está fijado.
Corea del Norte seguirá intentando conseguir sus armas, pero Estados Unidos no se lo permitirá. Estados Unidos está contando con el apoyo chino, un apoyo que no se materializará. El resultado: una guerra violenta contra Corea del Norte y una guerra financiera contra China.
Los inversores deberían actuar ya mismo para reducir su exposición a las acciones, establecer posiciones selectivas que apuesten a la baja de algunos de estos activos, e incrementar sus posiciones en activos refugio como del Tesoro a 10 años, oro, plata y dinero en efectivo.
Esta guerra está viniendo en entre seis y ocho meses. El momento para llevar a cabo tus movimientos financieros es ahora, antes de que sea demasiado tarde.
Saludos,
Jim Rickards